Ciudad del Vaticano, 21 de abril 2014 (VIS).-En el llamado 'Lunes del Ángel', el Papa se ha asomado a mediodía a la ventana de su estudio para rezar el Regina Coeli, -la oración que en el tiempo pascual sustituye al Ángelus- con miles de fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.
Francisco ha deseado a todos una feliz Pascua recordando que el sentimiento que predomina en los relatos evangélicos de la resurrección es ''la alegría llena de estupor... una alegría que viene de dentro'' y que a través de la liturgia revivimos el estado de ánimo de los discípulos por la noticia que les habían dado las mujeres.
''Dejemos que esta experiencia grabada en el Evangelio -ha proseguido- lo haga también en nuestros corazones y se transparente en nuestra vida... Quien pasa por esta experiencia se convierte en testigo de la Resurrección porque, de alguna manera, también él o ella han resucitado... y son capaces, entonces, de llevar un 'rayo' de la luz del Resucitado a las situaciones más diversas: a las felices, haciéndolas más hermosas y preservándolas del egoísmo; a las dolorosas, aportando serenidad y esperanza''.
Retomar el Evangelio y leer los capítulos que hablan de la resurrección y hacerlo pensando ''en la alegría de María, la Madre de Jesús'' ha sido el consejo del Papa . ''El corazón de María -pasado a través de la experiencia de muerte y resurrección de su Hijo, vistas en la fe como expresión suprema del amor de Dios-, se convirtió en un manantial de paz, de consuelo, de esperanza y de misericordia. Todas las prerrogativas de nuestra Madre se derivan de allí, de su participación en la Pascua de Jesús'. Del viernes a la mañana del domingo nunca perdió la esperanza: la hemos contemplado como Madre Dolorosa, pero al mismo tiempo, como Madre llena de esperanza. Ella, es la Madre de todos los discípulos, la Madre de la Iglesia, la Madre de la esperanza. A ella, testigo silencioso de la muerte y la resurrección de Jesús - ha concluido Francisco- le pedimos que nos haga entrar en la alegría pascual''.
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