Ciclo A - Textos: Dt 7, 6-11; 1 Jn 4, 7-16; Mt 11, 25-30
Brasilia, 24 de junio de 2014 (Zenit.org) Antonio Rivero | 67 hits
P. Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor y director espiritual en el seminario diocesano Maria Mater Ecclesiae de são Paulo (Brasil).
Idea principal: El Sagrado Corazón es la fuente inagotable del amor de Dios para el mundo.
Resumen del mensaje: El culto al Sagrado Corazón de Jesús es la quintaesencia del cristianismo, pues siendo éste obra de amor en su origen, desarrollo y consumación, no puede armonizarse más adecuadamente con ninguna otra devoción.
Puntos de la idea principal:
En primer lugar , contemos un poco la historia de esta solemnidad. La devoción al Corazón de Jesús fue muy común en la Edad Media, sobre todo en el monasterio benedictino de Helfta, en el cual profesaron santa Matilde y santa Gertrudes, tan conocida por sus escritos sobre el corazón de Jesucristo. El culto litúrgico al Corazón de Jesús fue promovido por san Juan Eudes (1601-1680). Su obispo le dio permiso para celebrar la fiesta del Corazón de Jesús el 31 de agosto en las casas de la Congregación fundada por él. Las apariciones a Santa Margarita María de Alacoque en Paray-le-Monial (1647-1690) dieron un gran impulso a esta devoción, juntamente con su director espiritual jesuita san Claudio de la Colombiere. Primero se aprobó la fiesta en Polonia y España, por el papa Clemente XIII en 1765. Y sólo en 1856 Pío IX extendió la fiesta del Corazón de Jesús a toda la Iglesia. Y en 1889 se elevó a la categoría litúrgica con León XIII. Se trata de una fiesta de reparación al Amor que no es amado. Pablo VI la elevó a categoría de solemnidad y nos invita a acercarnos al Corazón de Cristo y beber gozosamente en la fuente de la salvación.
En segundo lugar , esta solemnidad nos invita a contemplar ese Corazón de Jesús que tanto ha amado a los hombres y que sigue abierto desde la cruz para que a él nos asomemos; a consolarlo con pequeños gestos de amor y sacrificios por parte nuestra, pues de no pocos recibe ingratitud y desprecio; y después, a imitarlo en esas virtudes que resplandecieron en ese divino y humano Corazón: humildad, mansedumbre, caridad y misericordia.
Finalmente , en ese Corazón de Jesús, como nos dice el evangelio, encontraremos descanso para nuestras fatigas, alivios para nuestros dolores, remedios para nuestras enfermedades interiores (colesterol alto o bajo, diabetes), y ensanchamiento de nuestras espaldas para cargar con el yugo de Cristo en nuestra vida. Y si nuestro corazón no nos funciona y no ama, tengamos la confianza de pedir a Jesús un trasplante de corazón. ¡Vayamos a Él y digámosle: “Jesús, toma mi corazón; dame el Tuyo”.
Para reflexionar: ¿qué es lo que me llama más la atención de esta solemnidad? ¿A qué me compromete esta fiesta? ¿Estoy dispuesto a amar a mis hermanos
Cualquier sugerencia o duda pueden comunicarse con el padre Antonio a este email: arivero@legionaries.org
(24 de junio de 2014) © Innovative Media Inc.
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