(RV).- Antes de rezar el Ángelus y tras afirmar que el IV domingo de Adviento pone de manifiesto la figura de María, el Pontífice recordó que en Navidad, Dios se nos da completamente a sí mismo donando a su Hijo, el Único que es toda su alegría.
Además, el Santo Padre hizo un llamamiento por la amada Siria, con su vivo aprecio por el acuerdo recién alcanzado por la Comunidad internacional, y con el aliciente de proseguir con generoso impulso el camino hacia el cese de la violencia que conduzca a la paz.
El Papa Francisco también manifestó su apoyo por el empeño de colaboración al que están llamados Costa Rica y Nicaragua, con el deseo de que un renovado espíritu de fraternidad refuerce el diálogo y la cooperación recíproca, también entre todos los países de esa región.
Y dirigió su pensamiento a las queridas poblaciones de la India, afectadas recientemente por un grave aluvión, e invitó a rezar por estos hermanos y hermanas que sufren a causa de esta calamidad, a la vez que encomendó las almas de los fallecidos a la misericordia de Dios.
Entre los saludos del Pontífice destacamos el dirigido a los niños de su diócesis, quienes a través del Centro de los Oratorios Romanos se dieron cita en la Plaza de San Pedro para la tradicional bendición de las estatuillas del Niño Dios que colocarán en sus pesebres domésticos.
(María Fernanda Bernasconi – RV).
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