(RV).- “Seamos cristianos vigilantes como centinelas para que ante la pobreza causada por la cultura del bienestar la mirada de los cristianos no se debilite y se vuelva incapaz de mirar lo esencial”: lo pidió el Papa Francisco en la última audiencia jubilar, antes de la pausa de verano, ante los numerosos fieles y peregrinos llegados para la ocasión a la plaza de San Pedro. Centrando su catequesis en las “obras de misericordia” el obispo de Roma insistió en que “la misericordia sin obras de está muerta en sí misma”.
Como de costumbre el Pontífice saludó cordialmente a todos los peregrinos presentes procedentes de diversos países. Un especial saludo dirigió Francisco a los peregrinos de lengua polaca, agradeciéndoles, en primer lugar, por su acompañamiento con la oración durante su reciente viaje a Armenia. “Les ruego que continúen a rezar por mí y por los jóvenes que en Polonia y en todo el mundo cristiano que se están preparando para nuestro inminente encuentro en Cracovia – les pidió. Y antes de bendecirlos de corazón les dijo: Que esté siempre viva en sus corazones y en sus obras la memoria de que “beatos son los misericordiosos”.
A los peregrinos de lengua francesa el Papa les pidió que no permitan que "la cultura del bienestar debilite nuestra sensibilidad ante los sufrimientos de los hermanos. ¡Permanezcamos siempre vigilantes para descubrir sus necesidades, generosos para socorrerlos!", exhortó Francisco.
“Que el presente Jubileo de la Misericordia sea para ustedes y para vuestras familias un tiempo de gracia y de renovación espiritual”, fue el deseo expresado por el Santo Padre hablando a los peregrinos de lengua inglesa, especialmente aquellos llegados de Suecia, China India, Indonesia, Vietnam, Canadá y los Estados Unidos.
Después la invitación del Papa a los peregrinos de lengua alemana a no olvidar, en este tiempo de vacaciones, de cuidar las relaciones humanas y vivir la misericordia. Así, les explicó el Papa, “probamos nosotros también momentos de alivio y consuelo”.
Palabras de aliento dirigió el Pontífice a los peregrinos de lengua portuguesa, para que no se cansen de servir “jamás a todas las personas necesitadas, como verdaderos testigos de la Misericordia en el mundo”.
Las obras de misericordia son el corazón de nuestra fe en Dios, ¡redescubrámoslas y encarnémoslas en nuestra vida! Fue la invitación que salió de los labios del Papa para los peregrinos de lengua árabe.
Finalmente, numerosos aplausos recibieron el saludo del Papa a los peregrinos de lengua italiana. Francisco saludó en primer lugar a los participantes en los Capítulos Generales de los Padres Rogacionistas y de las Hijas del Divino Celo; de las Hermanas Misioneras del Apostolado Católico y de las Misioneras del Corazón Inmaculado de María.A ellos el obispo de Roma los exhortó a “actualizar en la sociedad actual los respectivos carismas de fundación para que los hombres y mujeres de nuestro tiempo puedan encontrar en su vida una huella concreta de la misericordia de Dios”.
El Papa bendijo luego la estatua de la “Virgen de la Flor traída” por los fieles de Acquapendente y saludó a las religiosas de la Unión de las Superioras Mayores de Italia, de Milán. Luego, el saludo especial a la Asociación de los Consejeros del Trabajo, que inician, en el día de hoy, su Festival del Trabajo. Para ellos fue el aliento del Santo Padre para que promuevan “la cultura del trabajo que asegura la dignidad de la persona humana y el bien común de la sociedad, a partir de su célula, la familia”. “Es precisamente la familia – enfatizó el Papa – quien sufre más las consecuencias de un mal trabajo: malo por su escasez y por su precariedad”.
“Ustedes consejeros del trabajo, prosiguió el Obispo de Roma – no tienen una tarea asistencial sino promocional, para que en ámbito nacional y europeo las instituciones y los agentes económicos persigan, de modo concertado, el objetivo de la plena y digna ocupación”.
Para finalizar, el habitual saludo del Papa a los jóvenes, enfermos y recién casados a quienes recordó la celebración hoy, de los primeros mártires de la Iglesia de Roma:
“Recemos, los invitó Francisco, por cuantos aún hoy pagan un caro precio por su pertenencia a la Iglesia de Cristo”.
“¡Que la fe tenga espacio y de sentido a sus vidas!” Dijo el obispo de Roma a los jóvenes.
“Ofrezcan su sufrimiento para que los alejados encuentren el amor de Cristo” dijo el Papa dirigiéndose a los enfermos.
“Sean educadores de vida y modelos de fe para sus hijos”, la invitación de Francisco a los flamantes esposos.
(MCM-RV)
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