(RV).- Con gran alegría y aprecio, el Papa Francisco dio su cordial bienvenida a la Delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, en la víspera de la fiesta de los Santos Patronos de la Iglesia de Roma, los Apóstoles Pedro y Pablo.
El Obispo de Roma extendió asimismo su saludo y gratitud al Patriarca Ecuménico Bartolomé y al Santo Sínodo, por la visita, que un año más realizan estos «queridos hermanos en Cristo» y que se enmarca en el ya tradicional intercambio de visitas, entre la Iglesia de Roma y el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, en ocasión de las Fiestas de sus respectivos patronos.
Tras hacer hincapié en que este año la Iglesia católica vive el Jubileo extraordinario de la Misericordia, alentó una vez el camino ecuménico para proclamar juntos – como católicos y ortodoxos – «las maravillas de la misericordia de Dios al mundo entero». Recordando que «la misericordia misma nos libera del peso de un pasado marcado por conflictos y nos permite abrirnos al futuro, hacia el cual nos guía el Espíritu Santo».
Con profunda conmoción, el Papa Francisco recordó su viaje a la isla de Lesbos y el encuentro con el amado hermano Bartolomé y con el Arzobispo de Atenas y de toda Grecia, Jerónimo II, visitando juntos un campo de refugiados. Y reiteró la importancia de la colaboración entre católicos y ortodoxos, afianzados en Jesucristo, para aliviar el trágico sufrimiento de tantos inocentes:
«Ver la desesperación en el rostro de hombres, mujeres y niños con su gran incertidumbre sobre su destino, escuchar impotentes sus desdichadas vivencias y detenerse en oración en la orilla de ese mar que se ha tragado la vida de tantos seres humanos inocentes, ha sido una experiencia muy conmovedora, que ha confirmado cuánto queda aún por hacer para asegurar dignidad y justicia a tantos hermanos y hermanas. Una gran consolación, en esos momentos tan tristes, ha sido la intensa cercanía humana y espiritual que he experimentado con el Patriarca Bartolomé y el Arzobispo Jerónimo. Guiados por el Espíritu Santo, estamos tomando cada vez más conciencia de que nosotros, católicos y ortodoxos, tenemos una responsabilidad común hacia los necesitados, en obediencia al único Evangelio de Jesucristo nuestro Señor. Asumir esta responsabilidad es un deber, que toca la credibilidad misma de nuestro ser cristianos. Aliento, por lo tanto, toda forma de colaboración entre católicos y ortodoxos en actividades concretas al servicio de la humanidad que sufre».
Renovando asimismo su gran aprecio por los pasos cumplidos en el diálogo teológico y su alegría por la nueva reunión de la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa, el Sucesor de Pedro aseguró luego que acompañó con la oración la celebración del Concilio Panortodoxo, en Creta. Con el anhelo de que el Espíritu Santo haga que de este evento broten abundantes frutos por el bien de la Iglesia.
(CdM – RV)
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