(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 28 Jun. 2017).- La esperanza cristiana es la fuerza de los mártires. Este fue punto central de la catequesis de hoy miércoles en la Plaza de San Pedro, donde varios miles de fieles le esperaban para la última audiencia de esta primera mitad del año, con el entusiasmo que caracteriza a este evento. El Santo Padre entró en el jeep abierto por los corredores de la plaza, y así en este día nublado del verano europeo bendijo a varios niños y ancianos durante el trayecto.
“Hoy reflexionamos sobre la esperanza cristiana como fuerza de los mártires. Jesús advierte a sus discípulos que serán odiados por seguirle”, señaló el Papa en el resumen de la catequesis hecho en español.
“Los cristianos son hombres y mujeres ‘contracorriente’, que siguen la lógica del Evangelio, que es la lógica de la esperanza”, dijo, y explicó que “esto se traduce en un estilo de vida concreto: deben vivir la pobreza, recorriendo su camino con lo esencial, y con el corazón lleno de amor; deben ser prudentes y a la vez astutos; pero jamás violentos”.
Explicó que “el mal no se puede combatir con el mal. La única fuerza del cristiano es el Evangelio”. Precisó que “en el momento de la prueba el cristiano no puede perder la esperanza, porque Jesús está con nosotros; él ha vencido el mal y nos acompaña en todas las circunstancias que nos toca vivir”.
El Santo Padre recordó también que “desde los primeros cristianos, se ha denominado la fidelidad a Jesús con la palabra ‘martirio’, es decir, testimonio. Los mártires no viven para sí, no combaten para afirmar sus propias ideas, sino que aceptan morir solo por la fidelidad al Evangelio”.
Indicó que “no se puede utilizar la palabra mártir para referirse a los que cometen atentados suicidas, porque en su conducta no se halla esa manifestación de amor a Dios y al prójimo que es propia del testigo de Cristo”.
El sucesor de Pedro concluyó sus palabras saludando “a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica”.
Recordó que mañana jueves “celebraremos la solemnidad de los apóstoles san Pedro y san Pablo, que dieron su vida por amor a Cristo. Pidamos a Dios por su intercesión que nos conceda el don de la fortaleza para seguirle y ser sus testigos viviendo la esperanza cristiana, sobre todo en ese martirio continuo y escondido de hacer bien y con amor nuestras obligaciones de cada día”.
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