(RV).- Continuando con su visita pastoral a las ciudades italianas de Cesena y Bolonia, y tras rezar la oración mariana del Ángelus el Santo Padre se dirigió a la Basílica de San Petronio en Bolonia, en torno a las 12:30 del domingo 1 de octubre, para almorzar con un numeroso grupo de pobres, refugiados y detenidos que lo esperaban con gran entusiasmo para compartir juntos “mesa y charlas”.
El interior de la Iglesia fue preparado para la ocasión a modo de comedor para disponer de espacio para todos los que participaron en el almuerzo. Antes de comenzar el encuentro, el Sucesor de Pedro dirigió unas breves palabras a los allí presentes.
“Ustedes están al centro de esta casa, la Iglesia los quiere al centro”, dijo el Papa. “La Iglesia es de todos y especialmente de los pobres. Estamos todos invitados, por la gracia. Es un misterio de amor gratuito de Dios, que nos quiere para Él, no por nuestro mérito sino por su amor”.
Recordando que Jesús “no despreció ni descartó jamás a nadie, el Obispo de Roma señaló que todos podemos dar y al mismo tiempo recibir algo”.
“Somos todos caminantes, medigos de amor y de esperanza. Necesitamos de este Dios que se hace cercano y se revela en el partir el pan”, afirmó el Pontífice. “Lleven también ustedes a los demás, este pan de amor que hoy compartimos. Regalen a todos simpatía y amistad. Esta es la tarea que tenemos todos. Ustedes tienen una sensibilidad particular en el “acoger la dimensión humana porque saben lo que es la fragilidad, la necesidad de darse una mano y de pedir ayuda dejando a un lado el orgullo”, concluyó Francisco dando gracias por los alimentos que compartidos y haciendo hincapié en que cuando en la oración del Padre Nuestro pedimos a Dios el pan cotidiano, éste se nos entrega para ser compartido con los demás, no para ser guardado ni escondido.
Más información en nuestro Facebook y Twitter.
(SL-RV)
Publicar un comentario