ASIA/LÍBANO - La “kafala”, un instrumento de opresión para las mujeres inmigrantes africanas

Beirut (Agencia Fides) – Esclavas. Este es el destino de las mujeres africanas que han emigrado a muchos países de Oriente Medio. Su sueño de una vida mejor choca contra la “kafala”, un tipo de trato que se ha convertido en un instrumento de opresión. Sin embargo, un proyecto de Cáritas junto con ONGs italianas está tratando de rescatar a estas trabajadoras de la explotación.

El funcionamiento de la kafala es simple: las mujeres que quieren emigrar por trabajo, entran en contacto con las agencias en el país donde emigrarán. Estos últimos les proporcionan un “patrocinador” que les permite ingresar al país anfitrión. Normalmente, el patrocinador es el empleador que anticipa los gastos del permiso de trabajo y es responsable de la visa y el estado legal. Muchas mujeres así se convierten realmente en esclavas.

Los empleadores tienen un poder sobre ellas que va más allá de la relación entre jefe y empleado. El 65% de las trabajadoras tenía ha vivido experiencia de trabajo forzoso y esclavitud. La violencia sexual, los embarazos no deseados, los abusos, las palizas y la explotación están a la orden del día. Sus salarios son bajos, en algunos casos menos de 200 dólares al mes. Según la Confederación Sindical Internacional, hay más de dos millones de migrantes afectados por el fenómeno de la kafala, que es común en todo Oriente Medio: Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Irak, Kuwait, Omán… pero es en el Líbano donde la kafala produce efectos negativos. En el país de los cedros, se estima que 250.000 mujeres inmigrantes padecen esto. Son sobre todo de Sri Lanka, Etiopía, Bangladesh y Filipinas.

En el Líbano, algunas mujeres logran escapar y encuentran refugio en los centros de recepción para trabajadores migrantes establecidos por Cáritas. En los refugios de Olive, Pine y Laksetha se ha llevado a cabo un proyecto impulsado por Celim, Comunidades voluntarias para el mundo, el Centro de estudios de la política internacional, la Universidad Católica del Sagrado Corazón, Municipio de Milán y la International domestic workers federation.

Los responsables de Celim explican a Fides que trabajan para devolver una vida digna a las mujeres que han huido de sus abusadores. Se les ofrece protección en el anonimato. Se les provee de asistencia médica, psicológica y legal. “Acogemos a muchas mujeres que vuelven a encontrar su identidad y, poco a poco, incluso un poco de esperanza”, aseguran.

Junto con la primera acogida y asistencia en el Líbano, el proyecto incluye la posibilidad de repatriación voluntaria y reintegración en los países de origen. “En tres años tenemos la intención de acoger y ayudar a más de 1.500 mujeres en los refugios en Beirut y 30.000 detenidas en la prisión en Adlieh”. Paralelamente, en Etiopía se organizan cursos de formación profesional para dar a conocer los derechos de los migrantes y así poder construir una vida con sus propios recursos.

El objetivo de fondo es impulsar un cambio de sistema. Según la ONG Human Rights Watch en Oriente Medio “debe cambiar esto para permitir que los trabajadores cambien de trabajo o regresen a sus países, incluso sin el permiso del empleador. Los países de Oriente Medio (y los del Golfo en particular) deben reconocer el papel crucial de los trabajadores migrantes en sus economías y tomar medidas para garantizar que sus derechos estén plenamente garantizados”.
(EC) (Agencia Fides 30/04/2019)


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