Encuentro con el clero de Kenia: En la vida del seguimiento de Jesús no hay lugar para la ambición

Ciudad del Vaticano, 27 de noviembre 2015 (VIS).-El campo deportivo de la St Mary School, una escuela de propiedad de la arquidiócesis de Nairobi fundada en 1939 y dirigida por las hermanas Felicianas, fue ayer tarde el escenario del encuentro del Papa con el clero, los religiosos, religiosas y seminaristas de Kenia a los que dirigió un discurso improvisado en su lengua madre, el castellano, con inflexiones y expresiones de su tierra natal, Argentina, pidiendo a un monseñor que lo tradujese en inglés, el idioma oficial del país, para que lo entendieran todos.

Francisco dijo que se había emocionado con el pasaje de la Carta de san Pablo que dice ''Estoy firmemente convencido de que aquel que comenzó en ustedes la buena obra la irá completando hasta el Día de Cristo Jesús''' y añadió :''El Señor nos ha elegido a todos, y Él comenzó su obra el día que nos miró en el bautismo y el día que nos miró después cuando nos dijo si tenés ganas vení conmigo. Y bueno, ahí nos metimos en fila y empezamos el camino, pero el camino lo empezó Él, no nosotros. En el Evangelio leemos de uno curado que quiso seguir el camino y Jesús le dijo: “no”. En el seguimiento de Jesucristo, sea en el sacerdocio, sea en la vida consagrada, se entra por la puerta, la puerta es Cristo, Él llama, Él empieza... Hay algunos que quieren entrar por la ventana. No sirve eso. Por favor, si alguno ve que un compañero o una compañera entró por la ventana, abrácelo y explíquele que mejor que se vaya, y que sirva a Dios en otro lado, porque nunca va a llegar a término una obra que no empezó Jesús por la puerta''.

''Hay algunos que no saben para qué Dios los llama, pero sienten que Dios los llamó. Vayan tranquilos -aseguró el Obispo de Roma- Él les hará comprender para qué los llamó. Hay otros que quieren seguir al Señor pero con interés, por interés....Da la tentación de seguir a Jesús por ambición: ambición de dinero, ambición de poder. Todos podemos decir: “Cuando yo empecé a seguir a Jesús ni se me ocurrió eso”. Pero a otro se le ocurrió y poco a poco te lo sembró en el corazón como una cizaña. En la vida del seguimiento de Jesús no hay lugar ni para la propia ambición, ni para las riquezas, ni para ser una persona importante en el mundo. A Jesús se lo sigue hasta el último paso de su vida terrena, la cruz. Después Él se encarga de resucitarte, pero hasta ahí, andá vos. Y esto se los digo en serio, porque la Iglesia no es una empresa, no es una ONG, la Iglesia es un misterio, es el misterio de la mirada de Jesús sobre cada uno, que le dice: ''vení''.

''Evidentemente que Jesús cuando nos elige no nos canoniza, seguimos siendo los mismos pecadores – recordó el Papa- Todos somos pecadores, yo el primero, después de ustedes, pero nos lleva adelante la ternura y el amor de Jesús. ''Aquel que empezó la buena obra en ustedes la continuará y la completará hasta el día de Jesucristo''. Eso nos lleva adelante, el que empezó el amor de Jesús. ¿Ustedes se acuerdan en el Evangelio cuándo lloró el apóstol Santiago? ...¿Y cuándo lloró algún otro apóstol? Uno solo nos dice el Evangelio que lloró, el que se dio cuenta que era pecador, tan pecador era que había traicionado a su Señor, y cuando se dio cuenta de eso, lloró. Después Jesús lo hizo Papa. ¿Quién entiende a Jesús? Un misterio. Nunca dejen de llorar. Cuando a un sacerdote, a un religioso o religiosa se le secan las lágrimas algo no funciona. Llorar por la propia infidelidad, llorar por el dolor del mundo, llorar por la gente que está descartada, por los viejitos abandonados, por los niños asesinados, por las cosas que no entendemos, llorar cuando nos preguntan: ¿Por qué? Ninguno de nosotros tiene todos los porqué, todas las respuestas a los porqué.... Hay situaciones en la vida que solamente nos llevan a llorar mirando a Jesús en la cruz y esa es la única respuesta para ciertas injusticias, para ciertos dolores, para ciertas situaciones de la vida....Cuando un consagrado o una consagrada, un sacerdote se olvida de Cristo crucificado, ¡pobrecito!, cayó en un pecado muy feo, un pecado que le da asco a Dios... el pecado de la tibieza. Queridos sacerdotes, hermanas y hermanos cuiden de no caer en el pecado de la tibieza''....Y bueno, y ¿qué otra cosa les puedo decir?... -preguntó Francisco, siempre en tono coloquial- Que nunca se alejen de Jesús Esto quiere decir que nunca dejen de orar: ''Padre, pero a veces es tan aburrido orar, uno se cansa, se duerme''. Dormíte delante del Señor. Es una manera de rezar, pero quedáte ahí, delante del Señor, rezá, no dejes la oración''.

El Santo Padre reiteró que ''todo el que se dejó elegir por Jesús es para servir, para servir al pueblo de Dios, para servir a los más pobres, los más descartados, los más humildes, para servir a los niños y a los ancianos, para servir también a la gente que no es consciente de la soberbia y del pecado que lleva dentro, para servir a Jesús. Dejarse elegir por Jesús es dejarse elegir para servir, no para hacerse servir''
''Bueno esto es lo que les quería decir -concluyó- que sentí todo de golpe cuando escuche esta frase de San Pablo, confiado en que ''Aquel que empezó la buena obra en ustedes la continuará y la completará hasta el día de Jesucristo''. Me decía un cardenal... que cuando él va al cementerio donde ve misioneros, misioneras, sacerdotes, religiosos, religiosas que han dado su vida, él se pregunta: ¿Y por qué estos no los canonizan mañana, porque pasaron su vida sirviendo? ...Quiero darles gracias a ustedes. Gracias por animarse a seguir a Jesús. Gracias por cada vez que se sienten pecadores. Gracias por cada caricia de ternura que dan a quien lo necesita. Gracias por todas las veces que ayudaron a morir en paz a tanta gente. Gracias por quemar la vida en la esperanza. Gracias por dejarse ayudar y corregir, y perdonar todos los días. Y les pido, al darles gracias, que no se olviden de rezar por mí, porque yo lo necesito. Muchas gracias''.

Al final, el Papa dio de nuevo las gracias a los presentes por el buen rato que habían pasado juntos y agregó: ''Yo tengo que salir por esta puerta porque están los niños enfermos de cáncer y quisiera verlos a ellos y darles una caricia. A ustedes les agradezco mucho, y ustedes, los seminaristas, que no los nombré pero están incluidos en todo lo que dije, y si alguno no se anima por este camino, da tiempo, busque otro trabajo, cásese y haga una buena familia. Gracias''.








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