Terminada la eucaristía que el Papa presidió en la catedral de Bangui, se realizó fuera de la Catedral una vigilia de oración, como puesta en práctica inmediata de las palabras de Francisco en la apertura del Jubileo en República Centroafricana: “Bangui se convierte en la capital espiritual de la oración por la misericordia del Padre”. Consecuentemente con esta realidad se rezó pidiendo la misericordia de Dios.
En esta ocasión Francisco confesó a varios jóvenes en la sacristía, como ejercicio concreto de ofrecimiento y aceptación de la misericordia de Dios, con la confesión y absolución de los pecados en el sacramento de la reconciliación.
“Queridos jóvenes estoy muy contento de encontrarlos. Hoy hemos abierto esta puerta. Esto significa la Puerta de la Misericordia de Dios. Confíen en Dios. Porque él es misericordioso. Él es amor. Él es capaz de darnos la paz. Y por eso les he dicho al inicio que recen es necesario rezar para resistir, para amar, para ser artesano de paz”.
Y el Vicario de Cristo preguntó a miles de jóvenes: “¿Están dispuestos a resistir, tienen el corazón dispuesto a trabajar por la paz, a perdonar?, ¿Están con el corazón dispuesto a rezar? Recen también por mí para que pueda ser un buen obispo, un buen pastor, un buen Papa”.
Es verdaderamente hermoso, magnífico, que el domingo intenso del obispo de Roma en República Centroafricana, en el que tantos hombres y mujeres de buena voluntad y no solamente los fieles católicos, mostraron su deseo ferviente de trabajar por la reconciliación y la paz en este país, haya terminado con la experiencia concreta del amor perdonador de Dios con el sacramento de la misericordia, en una situación de tanto dolor y tanta guerra, provocada por la adoración al dios dinero por parte de los mercenarios que controlan el uranio, el otro, el petróleo, a costa de la vida y dignidad de tantos hombres y mujeres que desean vivir en paz. jesuita Guillermo Ortiz- Radio Vaticana
(from Vatican Radio)
Publicar un comentario