El sufrimiento nos empuja a cerrar el corazón. Tenemos que abrirlo a Dios misericordioso para que él actúe y nos libere, dice Francisco

REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz 

La opresión, la violencia, el sufrimiento nos hacen sentir impotentes y tentados de endurecer el corazón, pero Dios no es indiferente, no nos abandona. Dios actúa y salva, expresó el Papa el 27 de enero de 2016.

Francisco se refirió al sufrimiento como una triste realidad que nos aflige en todos los tiempos y habló del grito de dolor del que sufre opresión y violencia. Reconoció que en esta situación somos tentados de cerrar el corazón. Nos invitó a creer que Dios no es indiferente a estos sufrimientos, que actúa y nos libera, y también a que nosotros seamos misericordiosos y perdonamos a los demás.

¿Qué pensás y sentís sobre esto?, ¿cómo respondemos vos y yo a esta realidad de opresión y violencia? No es fácil abrir el corazón, confiar en el poder de Dios y también perdonar al otro que me hace sufrir.

Francisco invita a abrir el corazón, a vencernos a nosotros mismos rechazando la tentación de endurecer el corazón. A hacer lo totalmente opuesto, es decir, a abrir el corazón a Dios que nos trata como un padre a su hijo, ofreciéndote a vos y a mí una relación particular de amor.

Y la clave de esto es siempre el perdón. Dios escucha el grito de dolor y nos salva, porque Dios perdona, está siempre dispuesto a perdonar. Olvida. Nos da otra oportunidad totalmente nueva. Mientras que vos y yo endurecemos el corazón frente a la herida o la ofensa recibida y no nos perdonamos. Por eso el sufrimiento continúa, continúa la guerra. El perdón de Dios que me libera del mal y me da otra oportunidad, me tiene que ayudar a  ser misericordioso como el Padre Dios es misericordioso.


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