VATICANO, 31 Ene. 16 (ACI).-
El Papa Francisco ha recordado en un video-mensaje que la Eucaristía “es una escuela de servicio humilde” que “nos enseña a estar preparados para ser para los demás”, lo que también está “en el centro del discipulado misionero”.
El mensaje ha fue enviado por la clausura del Congreso Eucarístico Internacional que se ha celebrado en Cebú (Filipinas) del 24 al 31 de enero.
La Santa Misa también “cambia los corazones” y “nos permite ser premurosos, proteger a quien es pobre y vulnerable y ser sensibles al grito de nuestros hermanos y nuestras hermanas en necesidad”, dijo.
En el vídeo, el Papa recuerda la visita que efectuó al país hace ahora justo un año. “Pude constatar en persona la fe profunda y la capacidad de recuperación de la población (a causa de los tifones). Bajo la protección del Santo Niño, el pueblo filipino ha recibido el Evangelio de Jesucristo hace runos 500 años. Desde entonces, ha dado siempre al mundo un ejemplo de fidelidad y de profunda devoción al Señor y a su Iglesia”.
“Ha sido un pueblo de misioneros, difundiendo la luz del Evangelio en Asia y en los confines de la tierra”, asegura.
Francisco recuerda que Jesucristo “está siempre vivo y presente en su Iglesia, sobre todo en la eucaristía, el sacramento de su cuerpo y de su sangre”.
“La presencia de Cristo en medio de nosotros no es solo un consuelo, sino también una promesa y una invitación”, añade después.
“Es una promesa que un día la alegría y la paz eternas nos pertenecerán en la plenitud de su reino”, pero también es una invitación “a salir, como misioneros, para llevar el mensaje de ternura del Padre, de su perdón y de su misericordia a todo hombre, mujer y niño”.
Francisco asegura que en el mundo hay mucha necesidad de este mensaje y “si pensamos en todos los conflictos, las injusticias, las crisis humanitarias urgente que marcan nuestro tiempo nos damos cuenta de lo importante que es para todo cristiano ser un verdadero discípulo misionero, llevando la buena noticia del amor redentor de Cristo a un mundo tan necesitado de reconciliación, justicia y paz”.
Recordando que el Jubileo de la Misericordia, el Papa afirma que “estamos llamados a llevar el bálsamo de la misericordia de Dios a toda la familia humana, vendar las heridas, llevar la esperanza donde la desesperación tan habitual parece haber vencido”.
El Papa habló después de dos “gestos” de Jesús en la Última Cena: el convivir con los discípulos y el Lavatorio de Pies.
“Jesús podía escuchar a los otros, escuchar sus historias, apreciar las esperanzas y las aspiraciones y hablarles del amor del Padre”.
El Santo Padre invitó a que en cada Eucaristía se siga el ejemplo de Jesús “yendo al encuentro de los otros, con espíritu de respeto y apertura, para compartir con ellos el don que nosotros mismos hemos recibido”.
Para el Papa la Iglesia en Asia es clave dado que trabaja en el “respetuoso diálogo” con otras religiones. “Este testimonio profético se da muy a menudo a través del diálogo de vida”, añadió.
“El testimonio de la vida transformada por el amor de Dios es para nosotros la mejor forma de proclamar la promesa del reino de la reconciliación, justicia y unidad para la familia humana”.
Sobre el Lavatorio de pies, el Pontífice explica que Jesús lo hizo “como signo de servicio humilde, del amor incondicional con el que ha dado su vida en la cruz por la salvación del mundo”.
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— ACI Prensa (@aciprensa) enero 31, 2016
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