(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco recibió este jueves por la mañana en la Sala Clementina del Palacio apostólico a los miembros del ‘Instituto pontificio Juan Pablo II de estudio sobre matrimonio y familia’, en ocasión de la apertura de su nuevo año académico, en los 35 años de su fundación.
“En la actual coyuntura, las relaciones familiares son puestas a prueba de muchos modos” señaló el Pontífice, debido a “una cultura que exalta el individualismo narcisista, una concepción de la libertad desenganchada de la responsabilidad por el otro, el crecimiento de la indiferencia hacia el bien común”, así como “la imposición de ideologías que agreden directamente el proyecto familiar, como el aumento de la pobreza que amenaza el futuro de tantas familias”.
Y señaló también los temas abiertos “con el desarrollo de las nuevas tecnologías que hacen posible prácticas muchas veces en conflicto con la verdadera dignidad humana”.
Ante todos estos complejos horizontes, les invitó a profundizar “con todo el rigor necesario y sin caer en la tentación de ajustarlas un poco y acomodarlas”.
Porque, precisó ,al poner a prueba los afectos fundamentales de la persona y de la vida se “desestabilizan todas las relaciones familiares, sociales, haciendo prevalecer el ‘yo’ sobre el ‘nosotros’, el individuo sobre la sociedad”, así como el designio de Dios que confió al mundo la alianza entre el hombre y la mujer.
Francisco reconoció que no se puede negar la aportación de la cultura moderna que permitió descubrir la dignidad de la diferencia sexual. Pero al mismo tiempo “es desconcertante constatar” la tendencia a borrar la diferencia entre hombre y mujer, en vez de resolver los problemas que los mortifican.
Les invitó además a inspirarse más a fondo en el “testimonio de la humanidad y de la belleza de la experiencia cristiana de la familia”, y a rescatar, esta extraordinario ‘invento’ de la creación divina. Así como a “arrancarles a las nuevas generaciones la resignación y reconquistarlas a la audacia de este proyecto”.
Reconoció también que a veces “hemos presentado un ideal teológico del matrimonio demasiado abstracto”, haciendo que “no sea deseable y atractivo, sino todo lo contrario” y que la exhortación apostólica Amoris laetitia, pide al pueblo de Dios volver visible la dimensión familiar de la Iglesia.
Señaló que el tema decisivo hoy es el de la cercanía de la Iglesia a las nuevas generaciones de esposos, para que se convenzan cada vez más de la bendición de su relación, y les acompañe y esté cerca en las situaciones de debilidad humana.
“No nos olvidemos que también los buenos teólogos como los buenos pastores tienen olor de pueblo, de camino y con su reflexión derraman aceite y vino en las heridas de los hombres”. Porque “teología y pastoral van juntas”, como es “impensable una pastoral de la Iglesia que no haga tesoro de la revelación y la tradición”.
El Santo Padre recordó también la “amplia intuición de san Juan Pablo II, que quiso fuertemente esta institución académica” la cual ha restituido a la Iglesia y a la sociedad la atención sobre “la profundidad y la delicadeza de las relaciones que nacen a partir de la alianza conyugal del hombre y de la mujer”. Y que la validez de este proyecto permite intercambio con las instituciones académicas, incluso de áreas religiosas y culturas diversas.
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