(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 6 Abr. 2017).- ¿Qué está sucediendo? Esta fue la pregunta que uno de los jóvenes del congreso nacional de las Escuelas por la Paz le hicieron al papa Francisco, en el encuentro que tuvieron este sábado en el aula Pablo VI en el Vaticano. Un verdadero diálogo entre el Papa y los jóvenes que hicieron las preguntas, a quienes llamándolos por sus nombres les respondió una a una.
Partiendo de allí el Santo Padre les recordó que los programas tienen más ‘rating’ si hay violencia, como si hubiera un gusto en esto.
Pero también que hay mucha gente buena en el mundo que no se ve, que da la vida por los otros, aunque esos no hacen noticia y contó de una religiosa que conoció, la cual en África dedicó toda su vida al servicio de los otros.
El mundo está en guerra, dijo, y consideró el colmo llamar a una bomba ‘la madre de todas las bombas’ “¿Cómo podemos llamar mamá a algo que trae la muerte?” se interrogó el Pontífice. Tenemos que denunciar “estas cosas feas”, dijo y mostrar que hay cosas buenas aunque no se ven”.
Respondiendo a la segunda pregunta: ¿Por qué es tan difícil aprender a amar? El Papa a su vez le hizo una pregunte al joven, quien respondió el “mal el dinero y el poder” y el Santo Padre subrayó “el dios dinero”.
El sucesor de Pedro señaló que según algunas estadísticas lo que más hacen ganar es el tráfico de armas, la droga, la explotación de gente, de niños obreros, algunos que trabajan desde los 7 años. La explotación de los operarios, no solo en los países lejanos, sino también en Europa e Italia, cuando le pagan en negro o sin contrato. “Esto se llama destrucción, nosotros los católicos lo llamamos pecado mortal”. Y recordó que hay “mujeres que son vendidas para explotarlas”.
Respondiendo a otro joven señaló que es necesario, “evitar el terrorismo de las palabras”. Por ejemplo cuando en hay un percance de tráfico sale una “letanía de insultos”, y que “insultar es herir a alguien”.
Les invitó a tener “una actitud de mansedumbre”, lo que “no significa ser estúpido, sino decir las cosas sin herir”. Es una de las virtudes que tenemos que volver a aprender, dijo. porque “la educación no educa a esta virtud de la mansedumbre”, esto debido a que se ha roto el pacto educativo entre la familia y la escuela.
El Santo Padre contó cuando de niño, dijo algo incorrecto a una maestra y mandaron a llamar a su mamá al colegio. Allí la madre le hizo pedir perdón a la maestra, y ese momento terminó bien, pero en la casa menos… Y por el contrario hoy sucede que cuando una maestra desaprueba a un alumno, los papás van a quejarse. Y “un joven crece mal”, porque “tiene que haber un pacto” entre “escuela, familia y Estado”.
El sucesor de Pedro invitó además a los jóvenes presentes “a escuchar a los otros”.Contó de un diálogo televisivo preelectoral en el que se ‘apedreaba’ a los otros.” Si a un nivel así no se logra hacer dialogar el desafío es muy alto”, dijo. Es más fácil insultar, reconoció, pero hay que educar a dialogar “con mansedumbre y con respeto”.
Sobre la destrucción del ambiente para poder ganar, el Santo Padre señaló las experiencias químicas que arruinan la salud. Y se preguntó “¿De dónde vienen estas enfermedades extrañas?”. Estamos “no solamente ensuciando lo creado sino destruyendo lo creado”, baste pensar indicó que muchos pediatras “aconsejan evita dar pollo de criaderos a los niños por las hormonas que tienen”.
“Resignarse es una palabra prohibida, resignarse nunca, nunca, usar la creatividad” exhortó el Papa.
Y respondiendo a que los gobiernos parecen que no querer cambiar nada recordó a una famosa cantante italiana: “La grande Mina: parole parole parole” (palabras, palabras, palabras).
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