(ZENIT – Roma, 26 Jun. 2017).- El arzobispo Angelo Becciu, substituto de la Secretaría de Estado ha explicado a Radio Vaticano que “el donante del Óbolo de San Pedro, es un ciudadano global y esto significa que la solidaridad no conoce fronteras”.
Mons, Beccio añade que “donar al Óbolo de San Pedro es como cuando un fiel da una oferta al propio párroco y le dice: ‘úsala para el bien de la comunidad’. Es decir, es un signo de solidaridad, lo mismo que hace el Papa por el bien de la Iglesia universal.
Esta colecta se realiza actualmente en todo el mundo católico el 29 de junio y el domingo más cercano a la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo. Nace a finales del siglo VIII, cuando los anglosajones decidieron enviar de manera estable una aportación anual al Santo Padre.
Así nació el ‘Denarius Sancti Petri’ (Limosna a San Pedro), que se difundió muy pronto por los países europeos. Esta costumbre, como otras, pasó por muchas vicisitudes a lo largo de los siglos, hasta que fue incentivada por el Papa Pío IX, con la Encíclica Saepe venerabilis del 5 de agosto de 1871, tras la expropiación de los bienes pontificios a raíz de la unificación italiana.
Desde el 2017, gracias al nuevo sitio web www.obolosanpietro.va (en español, inglés e italiano) y a los perfiles en Facebook, Twitter e Instagram el Óbolo ha tomado más destaque y es posible donar incluso fuera de los templos, para las obras de misericordia de caridad cristiana, de paz y de ayuda a la Santa Sede.
El 28 por ciento de los donantes reside en Italia, el 25 por ciento en Estados Unidos y el 22 por ciento en Alemania. El porcentaje de donaciones en línea que llegan de Brasil, Francia, España y del resto de América Latina son de un 15 por ciento. Una cuota menor cubre el resto de Europa y algunas regiones de África, Asia y Oceanía.
Algunos donantes piden, por ejemplo, que se asistan a los niños sirios en Alepo o los refugiados que huyen de la guerra civil en Somalia, desencadenada en 1991 y hasta ahora en marcha. Otros enfatizan la necesidad de realizar obras de misericordia como hospitales o escuelas en Tierra Santa.
“Invito a los fieles –prosiguió Mons. Becciu– a descubrir las actividades del Óbolo de San Pedro ya reflexionar sobre los mensajes del Santo Padre visitando el sitio y los perfiles en las redes sociales. Los fieles debemos tomar como ejemplo la viuda del Evangelio (Lucas 21,2-4) que, aunque era pobre, dio sus dos monedas, a diferencia de algunos ricos, que dieron su superfluo”.
Así, añade: “Un fiel debe imitar a esta viuda en el sentido del deseo de querer contribuir a la misión del Papa, es decir, a su deseo de ir al encuentro de los más necesitados. Un verdadero cristiano no puede vivir sólo de oración, sino que debe empeñarse en realizar actos de caridad y de generosidad”.
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