Aleppo – Las afueras de Aleppo, en manos de las fuerzas rebeldes, están sufriendo los bombardeos de la aviación gubernamental. Según diversas fuentes que concuerdan entre sí, la ofensiva militar ya ha provocado más de doscientos muertos. “Mientras tanto - informa a la Agencia Fides el jesuita Antoine Audo, obispo caldeo de la metrópolis Siria - en las áreas centrales de la ciudad continúan cayendo golpes de mortero procedentes de las zonas periféricas en manos de los rebeldes, que siguen causando víctimas. Con estos ataques parecen querer dar la señal de que están presentes, y con el control de la situación. A veces oímos a lo lejos el estruendo de los bombardeos del ejército, pero sobre los efectos de la ofensiva no tenemos información fiable. Los cortes de energía impiden la conexión a Internet o ver la televisión. Y, evidentemente no hay periódicos”. El obispo Audo describe una situación contradictoria, donde se mezclan los acontecimientos trágicos y el deseo de normalidad, la tentación de de dejarse llevar y testimonios de redención y esperanza: “Acabo de terminar una reunión de coordinación con los cirujanos que se mueven por toda la ciudad para ayudar a las personas que necesitan intervenciones quirúrgicas. Continua el trabajo de Caritas, y también las iniciativas pastorales antes de Navidad.
La semana pasada comenzamos un curso de la Biblia, y había más de cincuenta chicos. Parece una contradicción increíble. Pero tratamos de fomentar por todos los medios a nuestro pueblo cristiano a vivir iniciativas concretas que son también una fuerte señal de la voluntad de no darse por vencido, de seguir esperando, incluso en la situación absurda en la que nos encontramos. En este espíritu, vamos a pasar la Navidad. No haremos la vigilia en la noche por razones de seguridad. La celebración litúrgica tendrá lugar por la tarde”. .
La semana pasada comenzamos un curso de la Biblia, y había más de cincuenta chicos. Parece una contradicción increíble. Pero tratamos de fomentar por todos los medios a nuestro pueblo cristiano a vivir iniciativas concretas que son también una fuerte señal de la voluntad de no darse por vencido, de seguir esperando, incluso en la situación absurda en la que nos encontramos. En este espíritu, vamos a pasar la Navidad. No haremos la vigilia en la noche por razones de seguridad. La celebración litúrgica tendrá lugar por la tarde”. .
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