VATICANO, 27 Ene. 17 (ACI).-
Los mártires marcan el camino hacia la unidad de los cristianos, aseguró el Papa Francisco el 27 de enero, en el discurso que dirigió a los miembros de la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia Católica y las Iglesias Ortodoxas Orientales. “La intercesión y el ejemplo de tantos de nuestros mártires y santos, que han dado valientemente testimonio de Cristo, pueden ser una gran ayuda para la comunidad cristiana”, dijo.
El Santo Padre no se olvida de los que dan su vida por Cristo hoy en día en tantos países, en especial en Oriente Medio.
Francisco expresó su cercanía, y la de todos los cristianos, a aquellos que mueren por la fe, y destacó el ejemplo de unidad y fortaleza espiritual que dan los mártires.
“La sangre de los mártires nos llama a la comunión, a la unión de todos los cristianos”, aseguró.
El Pontífice se dirigió a los miembros de las Iglesias perseguidas en Siria e Irak: “Muchos de ustedes pertenecen a Iglesias que asisten diariamente a la rabia de la violencia y a los actos terribles perpetrados por el extremismo fundamentalista”.
Para ellos tuvo palabras de reconocimientos y consuelo: “Los mártires, una vez más, nos indican el camino hacia la unidad: cuántas veces el sacrificio de la vida ha ofrecido a los cristianos, divididos en muchas cosas, la posibilidad de permanecer unidos”.
“Los mártires y los santos de todas las tradiciones eclesiales son ya en Cristo una sola cosa. Sus nombres están escritos en el único e indivisible martirologio de la Iglesia de Dios. Los que se sacrificaron por amor en la tierra, habitan ya la única Jerusalén celeste. Su vida ofrecida como don, nos llama a la comunión, a caminar de forma más eficaz a través del camino de la plena unidad”.
Francisco insistió en la importancia de los mártires para la unidad de los cristianos. “Al igual que en la Iglesia primitiva la sangre de los mártires fue semilla de nuevos cristianos, así la sangre de tantos mártires será simiente de unidad que irá creciendo, signo e instrumento de un futuro en comunión y en paz”, dijo.
La respuesta a la violencia, continuó el Papa, debe darse de forma conjunta desde todas las realidades eclesiales, ofreciendo juntos un mismo mensaje de paz y reconciliación.
“Hoy, sus Iglesias permanecen cercanas al sufrimiento, están llamadas a extender la concordia y a reconstruir pacientemente la esperanza, confortando con la paz que viene del Señor. Una paz que estamos obligados a ofrecer juntos a un mundo herido y humillado”, dijo.
El Obispo de Roma destacó la comunión que ya existe en el sufrimiento de los cristianos martirizados. “Su sufrimiento es nuestro sufrimiento. Me uno a ustedes en la oración, invocando el fin de los conflictos y la cercanía de Dios a la población que sufre, especialmente a los niños, los enfermos y los ancianos”, expresó.
“De modo particular llevo en el corazón a los obispos, los sacerdotes, los consagrados, y los fieles, víctimas de secuestros crueles y a todos los que han sido tomados como rehenes o esclavizados”.
El Santo Padre advirtió que “allí donde la violencia engendra violencia, y la violencia siembra muerte, nuestra respuesta debe ser la levadura del Evangelio que, sin hacer el juego a la lógica de la fuerza, ofrece frutos de vida también en la tierra árida, ofrece el amanecer de la esperanza después de las noches de terror”.
La unidad por medio del Bautismo
En el curso de esta semana, los miembros de la Comisión mixta Internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia Católica y las Iglesias Ortodoxas Orientales han reflexionado sobre los aspectos históricos, teológicos y eclesiásticos de la Eucaristía.
“En el Bautismo hemos descubierto el fundamento de la comunión entre cristianos: católicos y ortodoxos orientales podemos repetir aquello que afirmaba el apóstol Pablo: ‘Estamos bautizados por medio de un solo Espíritu’, y presentarnos con ‘un solo cuerpo’”, dijo el Papa Francisco.
El Santo Padre destacó la importancia de las reflexiones realizadas por la Comisión en torno a la Eucaristía, pues “de forma admirable expresa y realiza la unidad del pueblo de Dios”.
En este sentido, el Papa expresó su esperanza en que finalmente llegue “ese día tan esperado en que podremos recibir la gracia de celebrar el Sacrificio del Señor en el mismo altar, como un signo de comunión eclesial plenamente restablecido”.
“El centro de la vida cristiana, el misterio de Jesús muerto y resucitado por amor, es el punto de referencia también en nuestro camino hacia la plena unidad”, dijo.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 7 de abril de 2016
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