(RV).- El Papa Francisco saludó cordialmente a los queridos amigos de la Federación Italiana de Natación y a los atletas participantes en el Trofeo ‘Sette Colli’, celebrado en Roma
Días de alegría y de entusiasmo, tanto para los deportistas como para los aficionados, porque el deporte es también fiesta, señaló el Papa, añadiendo que es una fiesta con contenidos y valores:
«Porque transmite valores cada vez más necesarios en una sociedad como la nuestra, que se define ‘líquida’, sin puntos de referencia firmes. Vuestro deporte se desarrolla en el agua, pero no es ‘líquido’. Aún más es muy ‘sólido’, requiere empeño constante y fortaleza»
«Alabado seas, mi Señor, por la hermana agua, la cual es muy humilde, y preciosa y casta». Tras recordar las palabras de San Francisco de Asís, en el Cántico de las Criaturas, el Obispo de Roma reiteró la importancia del agua en la vida, en el cuidado de la Creación:
«Que vuestro desafiarse, competir, vivir en contacto con el agua pueda ser también una contribución para una cultura del agua diversa: el agua es vida, sin agua no hay vida. Y hablar de vida es hablar de Dios, origen y fuente de la vida, y también nuestra vida cristiana inicia en el signo del agua con el Bautismo.
El agua en la que nadan, se tiran desde el trampolín, juegan, compiten recuerda una pluralidad de atenciones: el valor del cuerpo, que debe ser cuidado y no idolatrado; la necesidad de interioridad y de búsqueda de sentido en lo que hacen; la fuerza y el coraje para resistir a la fatiga; la visión clara de cuál meta buscar en la vida y de cómo alcanzarla; el valor de autenticidad que es transparencia, limpidez, limpieza interior.
En contacto con el agua, aprendan a sentir repugnancia hacia todo lo que contamina, tanto en el deporte como en la vida»
(CdM – RV)
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