El Papa Francisco en rueda de prensa de regreso de Armenia

(RV).- El Papa Francisco, tras concluir el 14º Viaje Apostólico internacional de su pontificado, en esta ocasión a Armenia, del 24 al 26 de junio, concedió como es costumbre, una rueda de prensa en el avión durante su viaje de regreso a Roma, en la que se trataron diversos temas de actualidad.

Al tomar la palabra, el Pontífice comenzó agradeciendo a los periodistas que han seguido sus pasos en tierra armenia. “Buenas tardes – dijo –. Les agradezco mucho la ayuda en este viaje por todo su trabajo que hace bien a la gente. Comunicar bien las cosas son buenas noticias y las buenas noticias hacen siempre bien. Muchas gracias, gracias”.

La primera pregunta la formuló Artur Grygorian, de la Televisión Pública de Armenia, quien al recordar que el Papa Bergoglio tiene amigos armenios y ha tenido contacto con la comunidad armenia en Argentina, le preguntó si durante los tres días del viaje pudo “tocar”, por decirlo de alguna manera, el espíritu armenio. ¿Cuál ha sido su sentir – le dijo – su impresión y cuál sería su mensaje y sus oraciones para nuestro futuro, el de los armenios?

Bueno, empezamos por el futuro y luego vamos al pasado. Yo deseo para este pueblo la justicia y la paz y rezo por esto porque es un pueblo valiente y rezo para que encuentre la justicia y la paz. Sé que muchos trabajan por esto y también me he sentido muy contento la semana pasada cuando he visto una fotografía del presidente Putin, con los dos presidentes armenio y azerbaiyano. Al menos hablan. Y también con Turquía: el Presidente de la República en su discurso de bienvenida ha hablado claro. Ha tenido el coraje de decir “pongámonos de acuerdo, perdonémonos y miremos al futuro”. Esto es tener gran coraje. Un pueblo que ha sufrido mucho, ¿no?

El icono del pueblo armenio – y esto me ha venido a la mente mientras rezaba un poco hoy – es una vida de piedra y una ternura de madre. Ha portado cruces, pero cruces de piedra – se ven, ¡eh! –, pero no ha perdido la ternura, el arte, la música, aquellos cuartos tonos, tan difíciles de entender, y con gran genialidad…  Un pueblo que ha sufrido mucho en su historia y sólo la fe, la fe lo ha mantenido de pie. Porque el hecho de que haya sido la primera nación cristiana, esto no es suficiente: ha sido la primera nación cristiana porque el Señor la ha bendecido, porque ha tenido santos, ha tenido obispos santos, mártires… Y por esto ha hecho en la resistencia esa piel de piedra – digámoslo así – pero no ha perdido la ternura de un corazón materno. Y Armenia también es madre. Ésta es la segunda pregunta. Y ahora vamos a la primera.

Sí, yo tenía muchos contactos con los armenios: asistía con frecuencia a sus Misas, tengo muchos amigos armenios. Una cosa que habitualmente no me gusta hacer para descansar, pero iba a cenar con ellos y ustedes hacen cenas pesadas…, ¡eh! Pero era muy amigo, muy amigo, tanto del Arzobispo Kissag Mouradian, de la Iglesia Apostólica Armenia, como de Boghossian, el católico. Pero entre ustedes más que la pertenencia o a la Iglesia Apostólica o la Iglesia Católica es la “armenidad” y esto yo lo entendí en aquellos tiempos. Hoy me saludó un argentino de familia armenia que cuando yo iba a las Misas el Arzobispo siempre lo hacía sentarse cerca de mí para que me explicara algunas ceremonias, algunas palabras que no entendía…

A continuación, Jeannine Paloulian de Nouvelles d’Armenie, hablando en francés agradeció al Santo Padre el encuentro de oración, durante el que pidió a la gente que sean artífices de reconciliación con Turquía y Azerbaiyán. Y le preguntó, teniendo en cuenta que dentro de algunas semanas estará en Azerbaiyán, ¿cuáles son los signos concretos – considerando hizo tantos en Armenia –, cuáles son los signos que ofrecerá en Azerbaiyán?

Hablaré a los azerbaiyanos de la verdad, de lo que he visto y de lo que escucho. Y también los alentaré. Me he encontrado con el presidente azerbaiyano y he hablado con él. Y diré también que no hacer la paz por un pedacito de tierra –  porque no es gran cosa –  significa algo oscuro, ¿no? Pero esto se lo digo a todos, a los armenios y los azerbaiyanos. Quizás no se ponen de acuerdo sobre las modalidades de hacer la paz y sobre esto se debe trabajar. Más que esto no sé qué decir. Diré lo que en el momento me vendrá al corazón, pero siempre en positivo, tratando de encontrar soluciones que sean viables, que vayan adelante.

Jean Luis De La Vassiere de la Agencia France Presse agradeció al Pontífice por su parte y por parte del semanario La Croix, y le preguntó: ¿Por qué ha decidido agregar abiertamente la palabra “genocidio” en su discurso en el palacio presidencial? En un tema doloroso como éste ¿cree que es útil para la paz, en esta región complicada?

Gracias. En Argentina cuando se hablaba del exterminio armenio, siempre se usaba la palabra genocidio. Yo no conocía otra. En la Catedral de Buenos Aires, en el tercer altar a la izquierda hemos puesto una cruz de piedra recordando el genocidio armenio, y ha venido el arzobispo, los dos arzobispos armenios, el católico y el apostólico cuando se ha estado inaugurada, también el arzobispo católico en la iglesia católica de San Bartolomé, ha hecho un altar en memoria de San Bartolomé.

Yo no conocía otra palabra. Yo vengo con esta palabra. Cuando llego a Roma escucho otra palabra: “El Gran Mal” o “la tragedia terrible”, pero en armenio, que no sé decirla… y me dicen que aquella es ofensiva, aquella del genocidio, y que se debe decir ésta…

Yo siempre he hablado de tres genocidios del siglo pasado, siempre tres: el primero el armenio, luego el de Hitler y por último el de Stalin. Los tres.

Hay otro en África, pero, en la órbita de las dos grandes guerras están estos tres… He preguntado por qué pero algunos sienten que no es verdad, que no ha sido un genocidio. Un abogado me ha dicho esto que me ha interesado mucho: la palabra “genocidio” es una palabra técnica, es una palabra que tienen una tecnicidad que no es sinónimo de “exterminio”.

Se puede decir exterminio pero decir genocidio comporta acciones de reparación… esto me ha dicho el abogado. El año pasado cuando preparaba el discurso he visto que San Juan Pablo II usaba las dos palabras: El Gran Mal y genocidio, y las he citado entre comillas, y no cayó bien, hubo una declaración del gobierno turco. Turquía en pocos días ha llamado a Ankara al embajador, que es un buen hombre, un embajador de lujo, que ha vuelto hace dos o tres meses, “un ayuno de embajador”, pero es un derecho a la protesta y lo tenemos todos. ¿No?

En este discurso al inicio no estaba la palabra. Es cierto. Respondo por qué la he agregado. Luego de haber escuchado el tono del discurso del Presidente y también con mi pasado de esta palabra, y tras haber dicho esta palabra también el año pasado en San Pedro públicamente, habría sonado muy extraño no decir lo mismo al menos.

Pero allí yo quería subrayar otra cosa y creo, sino me equivoco, que he dicho: “En este genocidio como en los otros dos, las grandes potencias internacionales miraban a otra parte”. Y esta ha sido la acusación.

En la Segunda Guerra Mundial algunas potencias tenían las fotografías de las ferrovías que llevaban a Auschwitz, tenían la posibilidad de bombardearlas y no lo han hecho.

Un ejemplo: en el contexto de la Primera Guerra estaba el problema de los armenios y en el contexto de la Segunda Guerra, donde estuvo el problema de Hitler y Stalin, después de Yalta y todo aquello de lo que nadie habla, se debe subrayar esto y hacer la pregunta histórica: ¿Por qué no han hecho esto? ustedes potencias. No acuso, es una pregunta. Es curioso, se miraba a la guerra pero no al pueblo.

No sé si es verdad pero me gustaría saber si es verdad que cuando Hitler perseguía tanto a los judíos una de las palabras que él habría dicho es: “Pero quién recuerda a los armenios, hagamos lo mismo con los judíos”. No sé si es verdad, tal vez una cosa de esas que se dicen, pero he escuchado decir esto. Que los historiadores busquen y vean si es cierto. Pero esta palabra nunca fue dicha con ánimo ofensivo sino que ha sido algo dicho objetivamente.

Isabel Piqué, argentina del periódico La Nación, felicitó ante todo al Santo Padre por este viaje.

“Sabemos que usted es el Papa y está también el Papa Benedicto, el Papa Emérito – le dijo –. Pero últimamente hicieron un poco de ruido unas declaraciones del Prefecto de la Casa Pontificia, Mons. Georg Ganswein, que sugirió que había un ministerio petrino compartido con un Papa activo y otro contemplativo. ¿Hay dos Papas?

Hubo una época en la Iglesia que hubo tres…

No he leído las declaraciones porque no he tenido tiempo de ver estas cosas. Benedicto es Papa Emérito. Él ha dicho claramente aquel 11 de febrero que daba su dimisión a partir del 28 de febrero que se retiraba a ayudar a la Iglesia con la oración.

Y, Benedicto, está en el monasterio rezando: yo he ido a encontrarlo muchas veces o al teléfono. El otro día me ha escrito una cartita con aquella firma suya, dándome algunas felicitaciones por este viaje, y una vez, no una vez sino varias veces, he dicho que es una gracia tener en casa al abuelo sabio. También se lo he dicho en su cara y él se ríe, pero él es para mí el Papa Emérito, es el abuelo sabio, es el hombre que me custodia la espalda con su oración.

Jamás me olvido aquel discurso que nos ha dado a los cardenales, el 28 de febrero: “Entre ustedes seguro está mi sucesor. Prometo obediencia” y lo ha hecho. Luego he escuchado, pero no sé si es verdad esto. Lo subrayo, he escuchado, tal vez sean dichos, pero van bien con su carácter, que algunos han ido allá a lamentarse por este nuevo Papa, y los ha ahuyentado, con su mejor estilo bávaro, educado, pero los ha ahuyentado. Si no es cierto está bien dicho porque este hombre es así, es un hombre de palabra, un hombre recto, recto, recto.

Es el Papa Emérito. Además, no sé si usted recuerda que he agradecido públicamente, no sé cuándo, creo que fue en un vuelo, a Benedicto por haber abierto la puerta a los Papas eméritos.

Hace 70 años no existían los obispos eméritos y hoy los hay… pero con este alargamiento de la vida se puede regir una Iglesia a cierta edad, con achaques ¿o no? Y él con coraje, con oración y también con ciencia, con teología ha decidido abrir esta puerta y creo que esto es bueno para la Iglesia.

Pero hay un solo Papa y el otro… o tal vez habrá como los obispos eméritos, no digo muchos pero tal vez pueda haber dos o tres. Serán eméritos, han sido, son eméritos.

Pasado mañana se celebra el 65 aniversario de su ordenación episcopal, perdón, sacerdotal. Estará su hermano Georg porque los dos fueron ordenados juntos. Habrá un pequeño acto con los jefes de los dicasterios y poca gente porque él prefiere una cosa modesta. También estaré yo y diré algunas cosas a este gran hombre de oración, de coraje, que es el Papa Emérito y no el segundo Papa. Él es fiel a su palabra y es un hombre de Dios, muy inteligente, y para mí, es el abuelo sabio en casa.

(María Fernanda Bernasconi – RV).

Padre Lombardi:

Ahora damos la palabra a Alexej Bukalov, quien es uno de nuestros decanos y que –como Usted bien sabe- representa Itar-Tass por lo que la cultura rusa está entre nosotros.

Papa Francisco:

¿Ha hablado ruso en Armenia?

Alexej Bukalov – Itar-Tass:

Si, con mucho gusto. Le agradecemos siempre… ¡Gracias Santidad! Gracias por este viaje, que es el primer viaje sobre el territorio ex-soviético. Para mí era muy importante seguirlo… Mi pregunta está un poco fuera de este argumento: sé que Usted ha animado mucho este Concilio Panortodoxo, incluso en el encuentro con el Patriarca Kirill en Cuba ha sido mencionado como auspicio. Ahora Usted qué opinión tiene de este -digamos- forum? Gracias.

Papa Francisco:

¡Un juicio positivo! Se ha dado un paso hacia adelante: no con el 100% pero un paso adelante. Las cosas que han “justificado” son sinceras para ellos, son cosas que con el tiempo se pueden resolver. Querían –estos cuatro que no fueron- hacerlo un poco más adelante. Creo que el primer paso se hace como se puede. Como los niños, cuando dan el primer paso lo hacen como pueden, primero como los gatos y luego el primer paso. Estoy contento. Han hablado tantas cosas. Creo que el resultado es positivo, el sólo hecho de que estas iglesias se hayan reunido en nombre de la ortodoxia, para mirarse a la cara, para rezar juntos y para hablar, y quizás decir alguna frase, eso es positivismo. Le agradezco al Señor. Al próximo serán más. ¡Bendito sea el Señor!

Padre Lombardi:

Gracias Santidad. Ahora pasamos el micrófono a Edward Pentin, quien representa un poco a la lengua inglesa: esta vez el National Catholic Register.

Edward Pentin – National Catholic Register:

Santo Padre, como Juan Pablo II, Usted parece ser un defensor de la Unión Europea: ha elogiado el proyecto europeo cuando recientemente ha recibido el Premio Carlomagno. ¿Usted está preocupado por el hecho de que el Brexit podría llevar a la desintegración de Europa y eventualmente a la guerra?

Papa Francisco:

¡La guerra ya está en Europa! Además, hay un aire de división, no solo en Europa, sino en los mismos países. Recuerde Catalunya, el año pasado Escocia… Estas divisiones no digo que sean peligrosas, pero digo que debemos estudiarlas bien y antes de dar un paso adelante para una división, hablar bien entre nosotros y buscar soluciones viables. Yo de verdad no sé, no he estudiado cuales son los motivos por los que el Reino Unido quiso tomar esta decisión. Pero hay divisiones, -creo que esto ya lo he dicho una vez; no sé dónde, pero lo he dicho…- independencias que se hacen por emancipaciones: por ejemplo todos nuestros países latinoamericanos y también países de África se han emancipado de las coronas, de Madrid, Lisboa; también en África de París, de Londres, Amsterdam, Indonesia sobre todo… Esta emancipación es más comprensible, porque hay detrás una cultura, un modo de pensar.

En cambio la secesión de un país –todavía no estoy hablando de la Brexit- pensamos en Escocia, es una cosa que ha dado nombre -esto lo digo sin ofender, usando esa palabra que los políticos usan- la “balcanización”, pero no estoy hablando de los Balcanes. Es un poco una secesión, no es emancipación, y detrás hay historias, culturas, malos entendidos; también hay tanta buena voluntad en otros. Para mí siempre la unidad es superior al conflicto: ¡siempre! Pero hay diversas formas de unidad, y también la fraternidad -y aquí sí vengo a la Unión Europea- es mejor que la enemistad o que las distancias. De las distancias -digamos- la fraternidad es mejor. Y los puentes son mejores que los muros. Todo esto debe hacer reflexionar, es verdad un país [dice]: “estoy en la Unión Europea, quiero tener cosas que son mías, de mi cultura”. Y el paso -y ahí vengo al Premio Carlomagno- que debe dar la Unión Europea para reencontrar la fuerza que tuvo en sus raíces es un paso de creatividad y también “de sana desunión”. Es decir, dar más independencia, dar más libertad a los países de la Unión. Pensar otra forma de unión: ser creativos. Ser creativos en los puestos de trabajo, en la economía. Hay una economía líquida hoy en Europa que hace que -por ejemplo en Italia- la juventud de 25 años para abajo no tenga trabajo: ¡el 40%! Hay algo que no va con la Unión, pero no tiremos al niño con el agua sucia de la ventana. Busquemos rescatar las cosas y recrear, porque la recreación de las cosas humanas -también de nuestra personalidad- es un camino que siempre se debe hacer. Un adolescente no es lo mismo que una persona adulta o de una persona anciana: es lo mismo y no es lo mismo, se recrea constantemente. Y esto da vida y ganas de vivir y da fecundidad. Y esto lo subrayo: hoy la palabra, las dos palabras claves para la Unión Europea son creatividad y fecundidad. Es el desafío. No sé, así pienso.

Padre Lombardi:

Gracias Santidad. Ahora damos la palabra a Tilmann Kleinjung, que es de Adr, la radio nacional alemana. También para él, creo que es el último viaje… Estamos contentos por darle esta posibilidad.

Tilmann Kleinjung – Adr:

Si, también yo estoy viajando hacia Baviera. Gracias por poder hacer esta pregunta. Yo quería hacer una pregunta: Usted hoy ha hablado de los dones compartidos de las Iglesias, juntas. Ya que Usted irá –en cuatro meses- a Lund (Suecia) para conmemorar el 500 aniversario de la Reforma. Creo que quizás es el momento adecuado para no solo recordar las heridas de ambas partes, sino también para reconocer los dones de la Reforma, y quizás también para anular o retirar la excomunión de Martin Lutero. Gracias.

Papa Francisco:

Creo que las intuiciones de Martin Lutero no eran equivocadas: era un reformador. Quizá algunos métodos no eran los adecuados, pero en aquel tiempo, si leemos la historia del Pastor, por ejemplo, -un alemán luterano que después se convirtió cuando vio la realidad de aquel tiempo y se ha hecho católico- vemos que la Iglesia no era realmente un modelo a imitar: había corrupción en la Iglesia, había mundanidad, apego al dinero y al poder. Y por eso él protestó. Además, era inteligente y ha dado un paso adelante justificando el por qué hacía eso. Y hoy luteranos y católicos, protestantes y todos, estamos de acuerdo sobre la doctrina de la justificación: sobre este punto tan importante él no estaba equivocado. Él ha hecho una medicina para la Iglesia, después, esta medicina se ha consolidado en un estado de cosas, en una disciplina, en un modo de creer, en un modo de hacer, en modo litúrgico. Pero luego no estaba él solo: estaba Zwingli, estaba Calvino y detrás de ellos ¿quiénes estaban? Los príncipes. “Cuius regio, eius religio”. Debemos meternos en la historia de aquel tiempo: es una historia no fácil de comprender. No fácil.

Después fueron adelante las cosas, hoy el diálogo es muy bueno, ese documento sobre la justificación creo que sea uno de los documentos ecuménicos más ricos, más profundos. Está de acuerdo. Hay divisiones, pero dependen también de las Iglesias. En Buenos Aires había dos iglesias luteranas: una pensaba de un modo y la otra de otro modo, también en la propia iglesia luterana no hay unidad. Se respetan, se aman… La diversidad es lo que quizá nos ha hecho tanto daño a todos y hoy tratamos de retomar la entrada para reencontrarnos tras 500 años. Debemos rezar juntos: ¡Rezar! Por eso la oración es importante. Segundo, trabajar por los pobres, los perseguidos, por tanta gente que sufre, por los refugiados. Trabajar juntos y orar juntos. Y que los teólogos estudien juntos, buscando… Esto es una historia larga, larguísima. Una vez he dicho bromeando: “yo sé cuál será el día de la unidad plena” ¿Cuál? El día después de la llegada del hijo del Hombre. Porque no se sabe, el Espíritu Santo hará la gracia, pero mientras tanto, rezar, amarnos y trabajar juntos sobre todo por los pobres, por la gente que sufre, por la paz y tantas otras cosas. En contra de la explotación de la gente… Muchas cosas por las cuales se está trabajando conjuntamente.

(Mercedes De La Torre – Radio Vaticano).

Cècile Chambraud, de “Le Monde”

-Santo Padre, hace unas semanas usted habló de una comisión para reflexionar sobre el tema de las mujeres diaconisas. ¿Quisiera saber si ya existe tal comisión y cuáles serían las preguntas que tendría que estudiar y que todavía están para resolver?

Papa Francisco:

Había un presidente en Argentina que aconsejaba a los presidentes de otros países: cuando tú quieres que una cosa no se resuelva, haz una comisión. El primero que se sorprendió de esta noticia he sido yo porque el diálogo con las religiosas, que ha sido registrado y después publicado en el Osservatore Romano, es otra cosa, sobre esta línea, pero… Nosotros hemos escuchado que en el primer siglo había diaconisas. Pero se podrá estudiar esto, hacer una comisión. Nada más han preguntado, han sido educadas y no sólo educadas, sino que son también amantes de la Iglesia, mujeres consagradas. Yo conté que conocía a un teólogo sirio que ha muerto, el que hizo la edición crítica de San Efrén en italiano. Una vez hablando de las diaconisas – cuando yo venía, vivía en vía de la Scrofa y él vivía allí –  en el desayuno hablando me dijo: “si, pero no se sabe bien qué eran, si tenían ordenación. Ciertamente existían estas mujeres que ayudaban al obispo y ayudaban en tres cosas: primero en el bautismo de las mujeres, porque era por inmersión, segundo en la unción pre y  post bautismal de las mujeres, y tercero, y esto hace reír, cuando la mujer iba a ver al obispo porque el marido le pegaba: el obispo llamaba a una de estas diaconisas, la cual miraba el cuerpo de la mujer para hallar los indicios que probaran estas acusaciones.

He dicho esto, sí:  ¿pero se puede estudiar?  Sí, yo diré a la Doctrina de la Fe que se haga esta comisión. El día después: “¡La Iglesia abre la puerta a las diaconisas! ” De verdad, me enojé un poco con los medios porque esto es no decir la verdad de las cosas a la gente. Hablé con el prefecto de la Doctrina de la Fe y me dijo: “mire que hay un estudio que ha hecho la comisión teológica internacional en los años ochenta”. Después hablé con la presidenta, y le dije: “por favor, me puede hacer llegar una lista de gente que usted crea que yo pueda elegir para hacer esta Comisión”.  Y me mandó la lista, también el Prefecto me envió la lista y ahora está ahí, sobre mi escritorio para hacer esta Comisión.

Yo creo que se ha estudiado mucho sobre el tema en los años ochenta y que no será difícil hacer luz sobre este argumento. Pero hay otra cosa: hace un año y medio, hice una comisión de mujeres teólogas que trabajaron con el cardenal Rylko e hicieron un buen trabajo, porque es muy importante el pensamiento de la mujer. Para mí la función de la mujer no es tan importante como el pensamiento de la mujer: la mujer piensa de otro modo respecto a nosotros los hombres. Y no se puede tomar una decisión buena y justa sin escuchar a las mujeres. Algunas veces, en Buenos Aires, hacía consulta con mis consultores, los escuchaba sobre el tema. Después hacía venir algunas mujeres y ellas veían las cosas con otra luz que enriquecía mucho, mucho. Y después la solución era muy, muy, muy fecunda,  muy bella. Debo encontrar a estas mujeres teólogas que han hecho un buen trabajo, que se ha detenido, ¿por qué? Porque el dicasterio para los laicos cambia ahora, se rehace y yo espero un poco a que se haga para continuar este segundo trabajo, el de la diaconisa. Otra cosa:  las mujeres teólogas – y esto querría subrayarlo – es más importante el modo de comprender, de pensar y de ver de las mujeres que la funcionalidad de la mujer. Y después repito lo de siempre: la Iglesia es mujer y no es una mujer soltera, es una mujer casada con el hijo de Dios, su esposo es Jesucristo. Piense sobre esto y después me dice qué piensa.

Cindy Wooden, responsable de Cns, la Agencia Católica de los Estados Unidos:

-Hace unos días, el cardenal alemán Marx en una importante conferencia en Dublín sobre la Iglesia del mundo moderno dijo que la Iglesia Católica debe pedir perdón a la comunidad gay por haber marginado a estas personas. En los días siguientes de la masacre de Orlando,  muchos dijeron  que la comunidad cristiana tiene que ver algo con este odio hacia estas personas. ¿¿Usted qué piensa?

Papa Francisco:

Yo repetiré lo que dije en el primer viaje y también repito lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica: que no deben ser discriminados, que deben ser respetados, acompañados pastoralmente. Se puede condenar, pero no por motivos ideológicos sino por motivos – digamos – de comportamiento político, ciertas manifestaciones un poco demasiado ofensivas para los demás. Pero esto son cosas que no tienen que ver con el problema: si el problema es una persona que tiene esa condición, que tiene buena voluntad y que busca a Dios, ¿quiénes somos nosotros para juzgarla? Debemos acompañar bien, según lo que dice el Catecismo. ¡Es claro el Catecismo! Después, hay tradiciones en algunos países, en algunas culturas, que tienen una mentalidad diversa con respecto a este problema.

Yo creo que la Iglesia no sólo debe pedir a esta persona que es gay, a la que ha ofendido, sino que debe pedir excusas a los pobres también, a las mujeres y a los niños explotados en el trabajo. Debe pedir excusas por haber bendecido tantas armas.

La Iglesia debe pedir excusas por no haberse comportado tantas, tantas veces – y cuando digo “Iglesia” quiero decir los cristianos. La Iglesia es santa, ¡los pecadores somos nosotros! Los cristianos debemos pedir excusas por no haber acompañado tantas elecciones, tantas familias. Yo recuerdo de niño, la cultura de Buenos Aires, la cultura católica cerrada – yo vengo de allí.

Si  había una familia divorciada no se podía entrar en su casa. Estoy hablando de ochenta años atrás. La cultura ha cambiado, gracias a Dios. Como cristianos debemos pedir disculpas, no sólo sobre esto: ¡Perdón, no sólo disculpas! ¡Perdón, Señor! Es una palabra que olvidamos. Ahora hago de pastor y hago el sermón (risas) No, esto es verdad: muchas veces está el “cura patrón” y no el “cura padre”. El cura que regaña, no el cura que abraza, perdona, conforta. ¡Pero hay muchos! Tantos capellanes de hospital, capellanes de presos, ¡tantos santos!

Pero estos no se ven, porque la santidad es “pudorosa”, se esconde. En cambio, es un poco descarada la impudicia. Es descarada y se hace ver. Hay muchas organizaciones con gente buena y gente no tan buena.  O gente a la que tú das un sobre un poco gordo y miran a otra parte, como las potencias internacionales con los tres genocidios.

También nosotros los cristianos -curas, obispos- hemos hecho esto: pero también nosotros, cristianos, tenemos una Teresa de Calcuta, y muchas Teresas de Calcuta. Tenemos muchas monjas en África, muchos laicos, muchos matrimonios santos. El trigo y la cizaña. Y así dice Jesús que es el Reino. ¡No debemos escandalizarnos de ser así! Debemos rezar para que el Señor haga que esta cizaña acabe y haya más trigo. Ésta es la vida de la Iglesia. No se puede poner un límite. Todos nosotros somos santos porque todos nosotros tenemos el Espíritu Santo dentro. Pero somos – todos nosotros –  pecadores. Yo el primero. ¿De acuerdo? Gracias. No sé si he respondido. ¡No sólo excusas: perdón!

Padre Federico Lombardi:

-Santo Padre, me permito hacerle yo la última pregunta y luego la dejamos en paz. Se refiere al próximo viaje a Polonia, para el cual estamos comenzando a prepararnos. Y que usted preparará en este mes de julio. Si nos dice algo sobre los sentimientos con los que va hacia esta Jornada Mundial de la Juventud en este Jubileo de la Misericordia. Y otro punto, un poso específico, es éste: hemos visitado con usted el Memorial de Tzitzernakaberd, durante la visita a Armenia y usted visitará también Auschwitz y Birkenau, durante el viaje a Polonia. He oído que usted quiere vivir estos momentos más con el silencio que con las palabras, como ha hecho aquí, quizás también en Birkenau. Por ello quería pedirle si nos quiere decir si hará un discurso allí o prefiere hacer un momento de oración silenciosa, con una motivación específica suya.

Papa Francisco:

– Hace dos años en Redipuglia, hice lo mismo para conmemorar el centenario de la Gran Guerra. A Redipuglia fui en silencio. Luego había misa y en la misa hice la predicación, pero eso era es otra cosa. El silencio. Yo quisiera ir a ese lugar del horror sin discursos, sin gente, solamente los pocos necesarios. Pero los periodistas seguro que estarán. (Risas) Pero sin saludar a este a este… ¡No, no! Yo solo, entrar, rezar  y que el Señor me dé la gracia de rezar.

Padre Federico Lombardi:

Gracias Santidad. Entonces la acompañaremos también en la preparación de este próximo viaje y le agradezco muchísimo por el tiempo que nos ha dedicado. Ahora descanse un poco y descanse también en el mes de julio.

Papa Francisco:

-¡Muchas gracias! De nuevo, gracias, gracias también por vuestro trabajo y vuestra benevolencia.

(María Cecilia Mutual – RV).

(from Vatican Radio)


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