REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz
Jesús se le apareció a una monja, santa Margarita Maria de Alacoque, en el Monasterio de Paray le Monial, Francia, en 1673. Los encuentros con Jesús sucedieron mientras la monja rezaba delante del sagrario. En cada ocasión Jesús le muestra su corazón encendido en llamas, con la llaga de la lanza, rematado en una cruz y rodeado con la corona de espinas, como aparece representado en las imágenes y estampas más antiguas del Sagrado Corazón de Jesús en las iglesias y altares familiares.
Como santa Margarita María era monja de clausura, no podía salir del monasterio, Jesús le dice que ha elegido a la Compañía de Jesús para difundir la devoción a su Corazón y que el jesuita Claudio de Lacolombiere, director espiritual de la monja, debe transmitir este mensaje. La Compañía de Jesús recibe y acepta esta misión con el “Munus Suavissimun” y la difusión de la devoción al Corazón de Jesús toma forma especialmente con el Apostolado de la Oración, actualmente la Red mundial de oración por las intenciones del Papa.
Francisco dijo el 9 de junio de 2013 : “la piedad popular valora mucho los símbolos, y el Corazón de Jesús es imagen por excelencia de la misericordia de Dios. Pero no es un símbolo imaginario, es real, representa el centro, la fuente de la cual brotó la salvación para toda la humanidad”.
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