(RV).- Una vez más, en la Plaza de San Pedro, se elevó la oración del Obispo de Roma por las trágicas noticias que llegan desde Siria.
En la última audiencia general de septiembre, ante el agravamiento del conflicto y de la crisis humanitaria que sufre la población civil en la ciudad siria de Alepo, el Papa Francisco renovó un apremiante llamamiento, reiterando su oración, su preocupación y su dolor por las víctimas inocentes:
«Mi pensamiento se dirige otra vez a la amada y masacrada Siria. Me siguen llegando noticias dramáticas sobre el destino de las poblaciones de Alepo, a las cuales me siento unido en el sufrimiento, a través de la oración y la cercanía espiritual. Mientras expreso profundo dolor y viva preocupación por lo que sucede en esta ya atormentada ciudad, en la que mueren niños, ancianos, enfermos, jóvenes, viejos, todos…
Renuevo a todos mi llamamiento a comprometerse con todas sus fuerzas en la protección de los civiles, como obligación imperativa y urgente.
Dirijo un llamamiento a la conciencia de los responsables de los bombardeos que deberán rendir cuentas ante Dios».
Ente los numerosos peregrinos que acudieron de tantas partes del mundo al encuentro semanal con el Santo Padre, también un grupo de la Diócesis del Papa, con motivo de la celebración de un encuentro organizado por la pastoral familiar:
«Saludo a la delegación de la Diócesis de Roma que ha preparado la Semana de la Familia, que tendrá lugar del 2 al 8 de octubre. Dentro de poco, encenderé para ellos una antorcha, símbolo del amor de las familias de Roma y del mundo entero».
La cercanía del Santo Padre también ante las situaciones de desempleo y los problemas laborales, como en su saludo a un grupo de obreros de la ciudad italiana de Potenza, en la región de Basilicata encabezados por su Arzobispo:
«Dirijo un pensamiento especial al Arzobispo de Potenza y al grupo de obreros despedidos de Basilicata, con el anhelo de la grave coyuntura ocupacional pueda encontrar una solución positiva, mediante un incisivo compromiso de parte de todos para abrir caminos de esperanza. No puede subir más el porcentaje del desempleo».
En la víspera de la fiesta de los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, el Papa Francisco alentó a encomendarnos a ellos, junto con nuestros seres queridos:
«En la liturgia de mañana celebramos la fiesta de los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. «Son todos ellos espíritus al servicio de Dios, enviados en ayuda de los que van a heredar la salvación» (Heb 1,14). Debemos tener conciencia de su invisible presencia. Invoquémoslos en la oración, para que en cada momento nos recuerden la presencia de Dios, nos apoyen en la lucha contra el mal y nos conduzcan seguros por las sendas de nuestra vida. Encomendémosles a nosotros mismos, a nuestros seres queridos y todo lo que llevamos en el corazón».
El ejemplo de San Vicente de Paúl, fundador de la Congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad, en las palabras de aliento del Papa a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados:
«Que el ejemplo de caridad de San Vicente de Paúl, que recordamos ayer como Patrono de las Asociaciones de caridad, los conduzca a ustedes, queridos jóvenes, a realizar los proyectos de su futuro con un alegre y desinteresado servicio al prójimo. Que los ayude a ustedes, queridos enfermos a afrontar el sufrimiento con la mirada puesta en Jesús. Y que los impulse a ustedes, queridos recién casados a construir una familia siempre abierta a los pobres y al don de la vida»
(CdM – RV)
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