(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Dios nos libera del pecado que nos paraliza como cristianos. Así lo ha asegurado el papa Francisco en la homilía de este viernes en Santa Marta. El pecado, ha explicado, como es el de la “pusilanimidad”, el “tener miedo de todo”, que no nos hace tener memoria, esperanza, valentía y paciencia.
Tal y como ha señalado el Pontífice, la Carta a los Hebreos propuesta por la liturgia del día exhorta a vivir la vida cristiana con tres puntos de referencia: el pasado, el presente y el futuro. En primer lugar invita a hacer memoria, porque “la vida cristiana no empieza hoy: continúa hoy”. Hacer memoria –ha precisado– es recordar todo: las cosas buenas y las menos buenas, es poner mi historia delante de Dios, sin cubrirla ni esconderla. De ahí la invitación a hacer memoria “de los días del entusiasmo, de ir adelante en la fe, cuando se comenzó a vivir la fe, las pruebas sufridas…”. En esta misma línea, el Santo Padre ha asegurado que la vida cristiana no se entiende, tampoco la vida espiritual de cada día, “sin memoria”. Es más, “no solo no se entiende: no se puede vivir cristianamente sin memoria”. E invita a preguntarse, ¿pero cómo me ha salvado el Señor de estos problemas”. La memoria –ha asegurado el Papa– es una gracia: una gracia que hay que pedir. “Señor, que no me olvide de tu paso en mi vida, que no olvide los buenos momentos, también los feos; las alegría y las cruces”, ha rezado. Al mismo tiempo que ha subrayado que el cristiano es un hombre de memoria.
Por otro lado, el Pontífice ha señalado que el autor de la Carta nos hace entender que “estamos en camino esperando algo”, esperando “llegar a un punto: un encuentro, encontrar al Señor”. Y “nos exhorta a vivir por fe”. Asimismo, ha asegurado que igual que no se puede vivir una vida cristiana sin esperanza, “no se puede vivir una vida cristiana sin mirar el futuro con la esperanza del encuentro con el Señor”. A propósito, ha señalado que cuando uno es joven, piensa que tiene mucho tiempo delante, pero después la vida nos enseña que esa palabra que decimos todos: “¡Pero cómo pasa el tiempo! ¡A este le conocí de niño, ahora se casa! ¡Cómo pasa el tiempo!”. La esperanza de encontrarle –ha subrayado– es una vida en tensión, entre la memoria y la esperanza, el pasado y el futuro.
Finalmente, la Carta invita a vivir el presente, “muchas veces doloroso y triste”, con “valentía y paciencia”. Es decir, ha especificado el Papa, con franqueza, sin vergüenza y soportando las vicisitudes de la vida. Recordando que “todos somos pecadores”, ha invitado a ir adelante “con valentía y con paciencia”.
En la conclusión de la homilía, el Santo Padre ha explicado que el autor de la Carta a los Hebreos exhorta a no cumplir el pecado que hace no tener memoria, esperanza, valentía y paciencia: la pusilanimidad. Pusilánimes son –ha aseverado– los que van siempre detrás, que se cuidan demasiado a sí mismo, que tienen miedo de todo. De este modo, Francisco ha pedido que “el Señor nos haga crecer en el memoria, nos haga crecer en la esperanza, nos dé cada día valentía y paciencia y nos libere de la pusilanimidad, tener miedo de todo…”.
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