«Hay una Puerta del conocimiento, del amor, del encuentro» lo dice el mismo Jesús en el Evangelio

REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Jesús habla con los fariseos, compara al pastor bueno que entra por la puerta del corral, con el ladrón que entra por otro lugar, Pero no le basta con decir que el pastor bueno entra por la puerta, sino que afirma –en el evangelio del domingo- que él mismo es la Puerta, para decir que en la profundidad de esta puerta está el Amor.

No se trata de puertas y recintos materiales, por decir así, sino del corazón. El Pastor verdadero conoce una a una a sus ovejas por el nombre y las ovejas lo conocen por su voz. Hay un conocimiento afectivo, un diálogo de amor, un trato de Jesús con nosotros, un conocimiento tal que llegamos a reconocernos a partir de este trato, contacto, diálogo con Jesús. Y la Puerta es esa herida que Jesús tiene en su corazón, la “Puerta” que le cavó la lanza del soldado Longinus.

Por eso Pedro, discípulo misionero dice en su 1ra Carta, recordando la frase del profeta Isaías: Gracias a sus llagas, ustedes fueron curados. Porque antes andaban como ovejas perdidas, pero ahora han vuelto al Pastor y Guardián de ustedes.

La fe, la vida cristiana es una experiencia de conocimiento, de amor, de encuentro, en lo que el Papa Francisco llama: la alegría del Evangelio. Este conocimiento, este amor, integra a los otros, nos vamos haciéndonos parte de la Puerta del corazón de Cristo, para que muchos otros puedan entrar.

“El Señor, es mi pastor nada me puede faltar” recita el salmo.

@jesuitaGuillo


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