El origen del COVID, la no transparencia y el errático manejo de la Organización Mundial de la Salud

Por: Julio Tudela *

(ZENIT Noticias – Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia / 18.09.2021).- El diario The Wall Street Journal publicó el 12 de agosto de 2021 una noticia relacionada con los erráticos movimientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) referidos al manejo de la información sobre las investigaciones sobre el origen de la pandemia de la COVID-19.

A la confusión creada sobre distintos aspectos de la pandemia, entre los que cabe subrayar la resistencia a reconocer las evidencias científicas sobre las vías de transmisión de la enfermedad, desoyendo reiteradamente las llamadas de numerosos científicos advirtiendo de la vía de los aerosoles como la principal -si no la única- vía de transmisión significativa, cuyo reconocimiento habría provocado un cambio drástico en las medidas preventivas que se han ido adoptando para reducir la transmisión del virus, hay que añadir la inexplicable posición que el organismo ha adoptado en el intento de esclarecimiento del origen del virus, sugiriendo que la posibilidad de que pudiera situarse en el propio laboratorio chino de Wuhan, era altamente improbable.

La comisión de investigación enviada por la OMS a Wuhan para investigarlo, se encontró con una nueva muestra de hermetismo por parte de las autoridades chinas, que dificultaron el acceso a información sensible relacionada con la actividad de ese laboratorio, obligando a la mencionada comisión a formular un vago informe, insistiendo en la baja probabilidad de que el origen del virus fuera el propio laboratorio de Wuhan, pero afirmando a la vez, que en realidad no han tenido acceso a la suficiente información que les permitiera alcanzar conclusiones relevantes.

Debe recordarse que las posibilidades sobre las que la OMS acumulaba probabilidades para explicar el origen del virus siguen sin poder confirmarse hasta hoy, incluyendo la imposibilidad de identificar un huésped intermedio entre el murciélago y el hombre que lo justificase.

Ahora, el Dr. Ben Embarek, responsable del equipo de la OMS que viajó a China a comienzos de este año para investigar los orígenes de la COVD-19, afirma que “los investigadores deben buscar más información sobre el laboratorio, un centro de investigación dirigido por el Centro de Wuhan para el Control y la Prevención de Enfermedades”.

Debe recordarse que este mismo investigador se mostraba muy reticente a seguir investigando en un posible incidente en el laboratorio de Wuhan, cuando se pronunció en una conferencia de prensa el pasado mes de febrero de 2021, en la que afirmaba que lo más probable era que el coronavirus Sars-Cov-2 proviniera de animales y no del laboratorio de Wuhan (ver más AQUÍ).

Sin embargo, en sus recientes afirmaciones insiste en la posibilidad de que la infección comenzara en uno de los trabajadores del laboratorio chino de Wuhan, que hubiera podido ser contagiado por un murciélago de los que allí se emplean en investigación de coronavirus. Este “paciente cero” explicaría el origen de la pandemia, sin la intervención de un huésped intermedio, como se ha mantenido hasta ahora.

Embarek apunta que en la región de Wuhan no existen murciélagos en estado salvaje que hubieran podido infectar a sus habitantes, sino que los únicos murciélagos capaces de hacerlo eran los del propio laboratorio de Wuhan, que sí entraban en contacto con sus investigadores.

Haciéndose eco de estas declaraciones, la OMS acaba de emitir un comunicado afirmando la necesidad de recabar “todos los datos” para investigar la teoría de que el virus pudo escaparse de un laboratorio de Wuhan, incluyendo un nuevo análisis de las muestras de los primeros pacientes afectados.

La respuesta de China ha sido la misma que hasta ahora: oponerse a nuevas investigaciones, remitiéndose al mencionado informe de la OMS emitido el pasado febrero, inconsistente por falta de evidencias para el análisis.

La razón esgrimida por el gobierno chino es la de que insistir en la investigación de su laboratorio en Wuhan es un intento de “politización” en la búsqueda de los orígenes de la infección, afirmando -paradójicamente- que el gobierno chino “aboga por una investigación apoyada en la ciencia”, investigación, por otra parte, para la que se necesitan los datos que se niegan a facilitar.

Valoración bioética

La ausencia de transparencia en el manejo de la información relacionada con la pandemia de la COVID-19 constituye un grave atentado a la dignidad de las personas, que tienen derecho a ser informadas veraz y puntualmente sobre un tema tan trascendente sobre su salud.

Es responsabilidad de las autoridades y organismos internacionales velar por que las evidencias científicas, trascendentales para abordar una crisis de las dimensiones de la actual, sean accesibles con el rigor necesario por parte no solo de los ciudadanos, sino también de las autoridades que deben tomar las decisiones más eficaces para tratar de minimizar sus consecuencias.

Las erráticas posiciones mantenidas por la OMS respecto al manejo de las evidencias disponibles, de difícil justificación, junto al sistemático obstruccionismo de las autoridades chinas, suponen el principal obstáculo para el desarrollo científico riguroso y eficaz, que permita, adaptándose a las situaciones cambiantes y nuevos datos científicos, ir adoptando las decisiones más prudentes, debidamente contrastadas con el mundo científico, orientadas a salvaguardar la salud y la libertad de decisión de los ciudadanos.

No resulta posible el ejercicio de la libre autonomía desde actitudes responsables y solidarias, sin el acceso a la información veraz: no hay libertad sin verdad.

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