Seamos mediadores de la misericordia del Padre, exhortó el Papa en su catequesis

(RV).- La misericordia no puede permanecer indiferente frente al sufrimiento de los oprimidos, dijo el Papa Francisco en su catequesis del miércoles 27 de enero durante la audiencia general en la Plaza de san Pedro. El pontífice reflexionó a partir del libro del Éxodo que narra la misericordia de Dios con el Pueblo de Israel, esclavo en Egipto:

“Queridos hermanos y hermanas: El relato del libro del Éxodo que hemos escuchado nos muestra como la misericordia de Dios ha estado siempre presente en toda la historia del Pueblo de Israel. Por esto, cuando su vida se vuelve dura por la esclavitud en Egipto, Dios no permanece indiferente ante a su sufrimiento. Lo salva del Faraón por medio de Moisés, a quien escoge como mediador de liberación. Lo saca de Egipto, lo conduce a través del Mar Rojo y del desierto, hacia la tierra prometida, hacia la libertad”.

En su catequesis impartida en italiano, el Papa Francisco especificó que con su misericordia, el Señor acompaña el camino de los Patriarcas, les dona hijos, a pesar de la condición de esterilidad, los conduce por los senderos de gracia y de reconciliación, como demuestra la historia de José y de sus hermanos(cfr Gen 37-50). “Pienso en tantos hermanos que están alejados en una familia, y que no se hablan..pero este año de la misericordia es buena una ocasión para reencontrarse, abrazarse y perdonarse, olvidar las cosas feas!”  

En una realidad de sufrimientos que aflige a todas las épocas, y que nos hace sentirnos impotentes, tentados a endurecer el corazón y a pensar en otras cosas, Dios, dijo el Papa, "no es indiferente", sino que "escucha e interviene para salvar, suscitando hombres capaces de sentir el gemido del sufrimiento y de obrar en favor de los oprimidos":

“La misericordia de Dios no es indiferente al dolor del oprimido, al grito de quien sufre violencia, esclavitud, o es condenado a muerte. El sufrimiento es una triste realidad que aflige a toda época, también a la nuestra. Nos hace sentir impotentes y tentados a endurecer el corazón. Dios, en cambio, «no es indiferente», no abandona, sino que actúa y salva. El ejemplo de Israel nos consuela y aviva nuestra esperanza en la salvación de Dios. Él elige a Israel, lo educa como un padre a su hijo, y le propone una relación de amor particular que lo convierte en “pueblo de su propiedad”.

Y si nosotros somos hijos de Dios – agregó– "tenemos la posibilidad de tener esta herencia – aquella de la bondad y la misericordia ante los demás”. “También nosotros en este año de la misericordia podemos hacer este trabajo de ser mediadores de misericordia, con las obras de misericordia, para acercar, para dar alivio, para hacer la unidad. ¡Tantas cosas buenas se pueden hacer!"

"También a nosotros  – concluyó diciendo el Papa en español – nos ofrece las maravillas de su misericordia, que llega a su pleno cumplimiento en Jesucristo, que con su Sacrificio Pascual inaugura la “Alianza nueva y eterna”, nos obtiene el perdón de nuestros pecados y nos convierte definitivamente en hijos de Dios. Que el Señor Jesús nos conceda experimentar siempre en nuestra vida el amor y la misericordia de Dios, nuestro Padre. Muchas gracias".

(GM – RV)

 


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