Bajo la lluvia el Arzobispo de Cracovia inauguró la JMJ

(RV).- El Cardenal Stanisław Dziwisz, Arzobispo de Cracovia, inauguró la 31ͣ  Jornada Mundial de la Juventud en la víspera de la llegada del Santo Padre Francisco a Polonia. Durante este 15 ͦ  Viaje Apostólico de su Pontificado, el Papa Bergoglio – además de los eventos propios de la JMJ en este Año Extraordinario de la Misericordia – desea encontrarse con la Iglesia y con las familias, como él mismo afirma en el video mensaje que envió en estos días.

Sin embargo su visita se inscribe en el 1.050 ͦ  aniversario del Bautismo de la gran nación polaca. Además, el Pontífice desea que no se olvide lo que representa para el mundo dividido por el odio y la violencia la existencia en este país de los campos de concentración nazis de Auschwitz y Birkenau, momento que, por expreso deseo suyo, se caracterizará por el silencio y la oración a fin de que este horror no se repita.

“Durante la Eucaristía rezamos por el sacerdote que ha sido asesinado en Francia”. Con estas palabras el Cardenal Dziwisz introdujo la liturgia de apertura de la Jornada Mundial de la Juventud en el inmenso Parque Błonia, en la periferia de la ciudad corazón del catolicismo, en que se mantiene viva la existencia de dos grandes santos: Juan Pablo II y sor Faustina Kowalska.

Decenas de miles de jóvenes de tantas lenguas y culturas conquistaron Cracovia: son occidentales y orientales, latinoamericanos, asiáticos, africanos y europeos que respiran con los dos pulmones, como deseaba precisamente el Papa Karol Wojtyła, quien muy bien había intuido la fuerza de esta fiesta de la catolicidad por excelencia, esa que nos muestra que el mensaje de Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre. Y que nos recuerda que la Iglesia siempre es joven.

Hemos visto en estos chicos y chicas, entre los cuales algunos en sillas de ruedas, que no obstante el temor y la pena por los hechos contingentes, viven una experiencia que contagia alegría y esperanza. La alegría de la fe a la que se refirió en tantas ocasiones el Papa Benedicto XVI y la esperanza que – como pide Francisco – los jóvenes deben defender, puesto que no deben permitir que se la roben, porque les pertenece sí, a pesar de las sombras que se ciernen sobre su presente y futuro.

Por todo esto deben luchar. Llevando adelante sus raíces cristianas, petición recurrente del iniciador de estas Jornadas. Sabiendo que la injusticia existe en el mundo y el dolor que causa es inevitable.  

Desde Cracovia, María Fernanda Bernasconi – RV.


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