(ZENIT-Cracovia).- Un encuentro afectuoso y familiar “como un Padre que habla a sus hijos”. Con esta imagen, el arzobispo Wojciech Polak, primado de Polonia, intervino anoche en el centro de prensa de Cracovia, para sintetizar el encuentro del papa Francisco con los 130 obispos polacos que tuvo lugar este miércoles por la tarde en la catedral de Cracovia.
Un encuentro que, por voluntad del mismo Pontífice, se tuvo a puerta cerrada sin cámaras, grabadoras o cámaras de fotos, de modo “informal” precisamente para tener plena libertad de hablar con los pastores.
“No hay ningún secreto ni cosas dramáticas”, aclaró el padre Lombardi, que también intervino en la rueda de prensa. “La mayor parte de los encuentros del Papa con obispos se realizan así: sin luces de cámaras que puedan intimidar el intercambio fraterno”. Y efectivamente esta privacidad contribuyó a crear un “clima de serenidad y familiaridad” y de esa parresía que siempre pide el Pontífice.
“El Papa expresó la voluntad de entrar en diálogo con nosotros”, precisó el arzobispo Stanislaw Gądecki, presidente de los obispos polacos, tercer invitado a la rueda de prensa. Así disolvió las interpretaciones de algunos medios de comunicación según los cuáles “el Papa habría venido aquí a Polonia para reprochar algo a los obispos polacos”. Esta tesis, precisó Gądecki, “no ha tenido lugar en absoluto, es más, el Papa fue muy empático y caluroso con los pastores que lo escuchaban, trató de responder a todas las preguntas de los obispos”.
Los temas afrontados fueron desde la secularización en Europa, especialmente en occidente, al testimonio de la misericordia en las situaciones concretas; de la vida parroquial en relación con los movimientos y asociaciones a la cuestión de los refugiados o cómo dar una respuesta a esta problemática utilizando la razón y sin olvidar el Evangelio.
Francisco, explicó monseñor Gądeck, “no respondió con un discurso preparado” y tampoco dio indicaciones “de estilo intelectual”, sino que “de forma sencilla, con ejemplos de la vida en Buenos Aires o de encuentros en su pontificado” dio una respuesta “exhaustiva” a las preguntas de los obispos.
“Una vez más, el Santo Padre me ha abierto el corazón, la razón y los oídos por lo que ha dicho como padre y pastor”, dijo Polak. Él –prosiguió– no ha querido solo mostrar reflexiones desde el punto de vista teórico, sino que ha indicado una actitud espiritual hacia los proyectos en marcha.
Respecto a la delicada situación de los refugiados, el papa Francisco exhortó a resolver el problema “allí de donde vienen los migrantes”, sanando también esa lacra del “desequilibrio ecológico”, entre las primeras causas de la migración. Por tanto, es necesario adoptar “una actitud diferente hacia la creación”.
Sobre la secularización, o mejor la “descristianización” de una Europa en la que “Jesús es eliminado de la vida humana”, el Pontífice exhortó a ofrecer como respuesta la “cercanía a la vida del hombre” a través de obras de misericordia. “El hombre excluye a Cristo y el Evangelio pero continúa buscando algo”, dijo el Papa según indicó monseñor Polak.
De aquí el ánimo para interesarse por los jóvenes y sobre todo por los ancianos y “ver en ellos la sabiduría, el bagaje de la experiencia de la vida y sobre todo tratar de crear una relación, un puente, entre el mundo de los jóvenes y el mundo de los ancianos”. El Santo Padre –dijo el primado polaco– está tratando de defendernos de la marginación de los ancianos, en una cultura en la que son descartados en el anonimato.
Entre los temas también estuvo la “idolatría del dinero” y las propiedades materiales de la Iglesia; la solidaridad y el compromiso concreto, y por tanto la actuación en el mundo de hoy de la misericordia como “arquitrabe” y “prioridad” de la Iglesia, siguiendo las indicaciones de la Dives in misericordia de Juan Pablo II. El Pontífice citó su exhortación apostólica Evangelii Gaudium para hablar de las parroquias que “no son estructuras obsoletas sino el centro de la vida cristiana”, para renovar de “una forma adecuada” y convertirlas en un “centro en salida que tenga un aspecto misionero”.
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