Jóvenes dispuestos a entregar sus vidas para servir generosamente a los más pobres y débiles es lo que necesita la humanidad, llamó el Papa
REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz
En la JMJ 2016, Francisco dijo ante miles de jóvenes que rezaron con él el Vía Crucis: “Hoy la humanidad necesita hombres y mujeres, y en especial jóvenes como vosotros, que no quieran vivir sus vidas ‘a medias’, jóvenes dispuestos a entregar sus vidas para servir generosamente a los hermanos más pobres y débiles, a semejanza de Cristo, que se entregó completamente por nuestra salvación”.
El Sucesor en la Cátedra de Pedro afirmó que “ante el mal, el sufrimiento, el pecado, la única respuesta posible para el discípulo de Jesús es el don de sí mismo, incluso de la vida, a imitación de Cristo; es la actitud de servicio. Si uno, que se dice cristiano, no vive para servir, no sirve para vivir. Con su vida reniega de Jesucristo”. Y explicó que el Señor invita a los jóvenes nuevamente a ser protagonistas; “quiere hacer de ustedes una respuesta concreta a las necesidades y sufrimientos de la humanidad”.
Para cumplir esta misión, él nos señala el camino del compromiso personal y del sacrificio de sí mismo: es el camino de la cruz –dijo el Papa. “El camino de la cruz es el único que vence el pecado, el mal y la muerte, porque desemboca en la luz radiante de la resurrección de Cristo, abriendo el horizonte a una vida nueva y plena. Es la vía de la esperanza y del futuro. Quien la recorre con generosidad y fe, da esperanza y futuro a la humanidad. Quien la recorre con generosidad y con fe, siembra esperanza. Y yo querría que ustedes fueran sembradores de esperanza”.
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