(RV).- Son muchas las emociones que está suscitando en Polonia la visita del Santo Padre Francisco.
Su tercera jornada en esta tierra, a 75 años exactos de la condena a muerte de San Maximiliano Kolbe, el sacerdote polaco que murió en Auschwitz ofreciendo su vida para salvar la de un padre de familia, se caracteriza por el silencio, la oración y el don de las lágrimas.
Es posible que las personas mayores sientan nostalgia en la Cracovia que “habla” de Karol Wojtyła, en la ciudad en la que aún se lo “ve” en diversas imágenes – incluso de su juventud – que recuerdan constantemente que aquí vivió y trabajó; de aquí partió y regresó; volvió a marcharse y se entregó al mundo entero, hasta convertirse en San Juan Pablo II.
Acá no se ven fotos o pancartas con la imagen de Francisco… De este modo – nos dijo el Arzobispo de Cracovia – se respeta la voluntad del Papa… Y puesto que se desconoce si al Papa Wojtyła esto le habría agradado o no – con un dejo de ironía – el Cardenal Stanisław Dziwisz añadió que se tomó la decisión de hacerlas, sabiendo que Juan Pablo II no puede protestar…
Sin embargo, la nostalgia también es una emoción que procede del amor y del recuerdo por un ser querido que ya no está entre nosotros. Y las emociones pueden quedar impresas en algunas imágenes. Ciertamente una de ellas es la del primer Papa que viaja en tranvía…
Sería lícito imaginar también un asiento vacío… El que dejó el joven voluntario de esta JMJ fallecido hace apenas 27 días… Maciek Szymon Cieśla, sin embargo, también dejó sus bellos proyectos, las figuras de los santos patrones, los distintivos de los peregrinos y el resto de los dibujos que adornan la ciudad, tal como lo recordó el mismo Francisco, a pocas horas de su llegada, al asomarse, por primera vez, a la ventana del palacio episcopal…
Mientras tanto, al ejército de jóvenes procedentes de 187 países, con sus 187 banderas e impermeables multicolores, la lluvia intermitente no sólo no lo detiene, sino que su presencia avanza con el correr de las horas. Así los vimos con su euforia, entusiasmo e interés – y se cree que superaron los 600 mil – durante su primer encuentro con el Obispo de Roma en el parque Błonia.
Ahora los chicos cuentan con un dato más confesado por el mismo Pontífice: que le duele encontrar a jóvenes que parecen haberse jubilado antes de tiempo… Y que es un regalo del cielo ver que muchos de ellos, con sus cuestionamientos, tratan de hacer que las cosas sean diferentes. “Es lindo – agregó Francisco – y me conforta el corazón, verlos tan exuberantes”.
Desde Cracovia, María Fernanda Bernasconi – RV.
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