(ZENIT – Roma).- El Santo Padre después de la misa que celebró en la mañana de este sábado en el santuario de la Divina Misericordia, almorzó con 12 jóvenes provenientes de Brasil, Canadá, Colombia, Nueva Zelandia, Polonia, Ucrania, Vietnam y Zimbabwe. O sea de los cinco continentes.
Un momento de cordialidad que duró casi una hora y media, contaron algunos de los participantes. El menú fue: sopa, arroz y carne, dulce y café, todo preparado de acuerdo a las recetas de la cocina polaca. Y si conversando con los jóvenes no indicó un plato preferido, señaló que la cocina polaca le ha gustado.
En el transcurso del almuerzo las preguntas fueron muy diversas, desde temas más personales hasta situaciones más generales, como la Iglesia en salida, la evangelización, y los presos como Cristos de hoy.
En medio de las preguntas el Papa confirmó –aseguró la joven colombiana Paula Mora Díaz– que el viaje a Colombia está en programa para el 2017.
Las preguntas fueron muchas y algunas bastantes osadas, por ejemplo cómo y cada cuanto se acerca al sacramento de la reconciliación. “Nos dijo que se confiesa –indicó el joven brasileño José Pasternak– cada dos semanas o veinte días y con un franciscano. Y les subrayó que no hay que avergonzarse de los propios pecados”, porque todos somos pecadores.
Y en este mismo tema, Francisco recordó cuando en Argentina a los 17 años tuvo una confesión que fue decisiva en su opción de volverse sacerdote. Les recomendó además a estos jóvenes que cuando uno se confiesa es necesario que la mirada amorosa de Dios nos vea, porque Él perdona todo.
Sobre los presos en las cárceles, el Papa comentó que cada vez que entra en un instituto penitenciario se interroga si no hubiera podido ser él a estar allí en el lugar de un detenido, si no fuera por la misericordia de Dios.
El joven brasileño indicó que en un momento Francisco le preguntó quién era mejor, si Pelé o Maradona, a lo que respondió: Messi, y el Papa se puso a reír.
Al concluir el almuerzo, además de los saludos, abrazos y pedidos de oraciones, no faltaron los selfies.
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