(ZENIT – Roma).- El papa Francisco ha visitado, en la cuarta jornada de su viaje a Polonia, el santuario de la Divina Misericordia. Antes de celebrar la eucaristía, el Santo Padre ha rezado en la capilla de santa Faustina Kowalska. A su llegada ha sido recibido por la superiora general y la superiora del convento de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia. Fuera le esperaban unas 300 personas, entre ellos 80 chicas asistidas por la congregación religiosa, todos cantaban en español la conocida canción “alabaré”.
Una vez dentro de la capilla, el Papa se ha recogido unos minutos en oración silenciosa delante de la tumba de santa Faustina Kowalska, patrona de esta Jornada Mundial de la Juventud. Después ha firmado en el Libro de Honor, escribiendo en español: “Misericordia quiero y no sacrificios” y para concluir ha invitado a los presentes a rezar juntos a la Virgen un Ave María.
Desde ahí, el Santo Padre, subido en el papamóvil, ha recorrido unos metros saludando a los fieles allí congregados y se ha dirigido al Santuario. Desde la terraza, ha saludado a los jóvenes reunidos en el “campo de las confesiones” entre el Santuario de la Divina Misericordia y el Santuario dedicado a san Juan Pablo II. Antes de darles la bendición, les ha dado los buenos días, y les ha recordado que el Señor “nos quiere hacer hoy sentir más profundamente su gran misericordia”. Así, les ha pedido que nunca “nos alejemos de Jesús, aunque pensemos que por nuestros pecados o nuestras faltas somos los peor”. Y ha añadido que “así nos prefiere Él, así su misericordia se derrama”. Finalmente les ha invitado a aprovechar este día “para recibir todos la misericordia de Jesús”. Y han rezado un Ave María. En ese momento, el Papa ha saludado a un pequeño grupo de niños enfermos y se ha detenido unos instantes con ellos.
Para concluir este primer momento de la mañana, el Santo Padre ha atravesado la Puerta de la Divina Misericordia del Santuario y después ha confesado a cinco jóvenes en italiano, español y francés.
Antes de dejar el lugar, ha rezado unos instantes delante del Santísimo Santísimo y ha bendecido un cuadro de la Divina Misericordia.
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