(ZENIT – Roma).- El papa Francisco envió una carta a los obispos de la región pastoral de Buenos Aires, en respuesta al documento “Criterios clave para la aplicación del capítulo VIII de la Amoris Laetitia”, informó L’Osservatore Romano en la edición de hoy.
El diario del Vaticano señala que la carta enviada por el papa Francisco a los obispos gira entorno a la caridad pastoral que impulsa a “salir para encontrar a los alejados y una vez encontrados, iniciar un camino de acogida, acompañamiento, discernimiento e integración en la comunidad eclesial”.
Expresando su reconocimiento por el texto preparado por los prelados, el Papa subrayó en el mensaje cómo esta problemática se manifiesta en toda su plenitud en el capítulo VIII de la exhortación apostólica, que trata de “acompañar, discernir e integrar fragilidad”, esclareciendo que “no hay otras interpretaciones”.
El documento de los obispos –aseguró el Pontífice– “va a hacer mucho bien”, especialmente por aquella “caridad pastoral” que lo impregna enteramente.
El texto elaborado por los pastores de la Iglesia en Argentina es “un verdadero ejemplo del acompañamiento de los sacerdotes”, ha explicado el Santo Padre, reiterando cuánto sea necesaria la cercanía “del obispo con sus sacerdotes y del clero con el obispo”.
Naturalmente, la caridad pastoral entendida como tensión continua en busca de los alejados es agotador. Se trata de una pastoral “cuerpo a cuerpo” que no puede ser reducida a “mediaciones programáticas, organizativas o jurídicas, incluso si son necesarias”. Y precisa que de las cuatro “actitudes pastorales” indicadas – acoger, acompañar, discernir e integrar – la menos practicada es el discernimiento.
Por ello considera urgente –afirmó Francisco — formación en el discernimiento, personal y comunitario, en los seminarios y presbiterios. Además, el Papa ha recordado que Amoris Laetitia era “el fruto del trabajo y la oración de toda la Iglesia, con la mediación de dos sínodos y el Papa”. Por lo tanto ha recomendado una catequesis completa sobre la exhortación que “seguramente ayudará el crecimiento, la consolidación y la santidad de la familia”.
El documento de los obispos argentinos
El documento de los obispos argentinos, al poner en foco el capítulo VIII, recuerda que no “conviene hablar de permiso para tener acceso a los sacramentos, sino un proceso de discernimiento acompañado por un pastor”.
Este proceso debe ser “personal y pastoral”. El seguimiento es, de hecho, un ejercicio de la via caritatis a través de la invitación a seguir el camino de Jesús.
Se trata de un itinerario –escriben los obispos– que requiere la caridad pastoral del sacerdote, que “acepta el penitente, escucha con atención y le muestra el rostro materno de la Iglesia, aceptando sus buenas intenciones y su buena voluntad poner la vida a la luz del Evangelio y practica la caridad “.
Este camino –advierten los obispos– no termina necesariamente en los sacramentos, pero puede orientarse en otras formas de una mayor integración en la vida de la Iglesia: una mayor presencia en la comunidad, la participación en grupos de oración o reflexión, cometidos en diversos servicios eclesiales.
“Cuando las circunstancias concretas de una pareja que sea posible, especialmente cuando ambos son cristianos con un camino de fe –se lee en el documento– se puede proponer el compromiso de vivir en continencia”. Amoris Laetitia “reconoce las dificultades de esta opción y deja abierta la posibilidad de tener acceso al Sacramento de la Reconciliación cuando se falte a este propósito”.
En otras circunstancias más complejas, señala el documento, y cuando no se puede “obtener una declaración de invalidez la opción antes mencionada puede no ser de hecho factible”. Es posible, sin embargo, cumplir igualmente un “camino de discernimiento”.
Y “si se llega a reconocer que en un caso particular, existen limitaciones que reducen la responsabilidad y la culpa, sobre todo si la persona considera que caería en una ulterior falta, provocando daño a los niños de la nueva unión, Amoris Laetitia abre la posibilidad del acceso a los sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía”. Esto a su vez, dispone a la persona para seguir madurando y creciendo con el poder de la gracia.
El documento subraya que es necesario evitar entender esta posibilidad como un “acceso ilimitado a los sacramentos, o como si cualquier situación lo justificara”. Lo que se propone es más bien un discernimiento que “distinga adecuadamente cada caso”.
Especial atención requieren algunas situaciones, tales como una nueva unión que viene de un reciente divorcio; quién en más ocasiones faltó a sus compromisos familiares; o quien actúa “una especie de apología o la ostentación de su propia situación, como si fuera parte del ideal cristiano”.
En estos casos difíciles, los sacerdotes deben seguir con paciencia, buscando algún camino de la integración. Es importante – dice el texto – “para guiar a las personas a ponerse con su propia conciencia delante de Dios, y por esto es útil examen de conciencia”, que propone la exhortación apostólica, especialmente en lo que se refiere a la conducta de los niños y el cónyuge abandonado.
En cada caso, cuando hay “injusticias no resueltas, el acceso a los sacramentos es particularmente escandaloso”. Por esta razón, el documento afirma que “puede ser apropiado que cualquier acceso a los sacramentos se realice de una manera reservada, sobre todo cuando se prevén situaciones de conflicto”.
Al mismo tiempo no se debe dejar de acompañar a la comunidad para que “crezca en un espíritu de comprensión y aceptación, sin que ello implique crear confusión en la enseñanza de la Iglesia con respecto al matrimonio indisoluble”.
En este sentido, los obispos señalan que “la comunidad es el instrumento de misericordia que es inmerecida, incondicional y gratuita”. Por encima de todo, reiteran que el discernimiento “no se cierra, porque es dinámico y debe permanecer siempre abierto a nuevas etapas de crecimiento y nuevas decisiones que permitan realizar el ideal en el camino más pleno”.
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