(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Familias, ancianos, enfermos y jóvenes, todos reunidos en la plaza de San Pedro para saludar y escuchar la catequesis del Santo Padre durante la audiencia general de cada miércoles. A su llegada, el Papa ha recorrido la plaza con el papamóvil y ha saludado de cerca y bendecido a los presentes, despertando el entusiasmo y la alegría.
La enseñanza de esta semana, se ha centrado en la misericordia, como hace casi todas las semanas desde que empezó el Jubileo. En el resumen de la catequesis realizada en español, Francisco ha explicado que en el Evangelio que hoy se ha leído, Jesús se dirige a sus discípulos para extenderles una invitación y lo hace a través de tres imperativos: «Vengan a mí», «tomen mi yugo», y «aprendan de mí». Jesús –ha precisado el Santo Padre– se dirige a quienes están cansados y agobiados para que confíen en Él y encuentren alivio en su misericordia. “Es una invitación a descubrir la voluntad de Dios, entrando en comunión con Él y cargando con su cruz”, ha indicado el Papa.
Asimismo, ha precisado que la propuesta de Jesús es un camino de conocimiento e imitación. “Él no es un maestro severo que impone los pesos que Él no ha llevado”, ha recordado el Pontífice. Del mismo modo, ha recordado que Jesús “se ha hecho pequeño y humilde, su ejemplo nos enseña y es el camino a seguir”.
Finalmente ha aseverado que tenemos que pedirle a Dios “la gracia de tener la mirada limpia de Jesús que nos hace comprender cuánto camino debemos aún recorrer”, pero al mismo tiempo –ha añadido– nos da la alegría de saber que estamos caminando con Él y no estamos solos.
A continuación, el Santo Padre ha saludado cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Así, les ha invitado a pedir “el don de la alegría, que es la gracia de sentirse discípulo de Jesús; de vivir junto a Él con la fuerza de su consuelo y misericordia”.
Para concluir la audiencia general, como cada semana, ha dirigido un saludo especial a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Recordando que hoy celebramos la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, el Santo Padre ha invitado a los jóvenes a reforzar “vuestro diálogo con Dios, difundiendo su luz y su paz”. A los enfermos les ha exhortado a encontrar consuelo en la Cruz del Señor Jesús, que continúa su obra de redención en la vida de cada hombre. Por último, ha invitado a los recién casados a esforzarse en “mantener una constante relación con Cristo crucificado, para que vuestro amor sea siempre más verdadero, fecundo y duradero”.
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