VATICANO, 02 Feb. 19 (ACI Prensa).-
El Vaticano respondió a algunas críticas y preocupaciones tras el acuerdo provisional alcanzado con el gobierno comunista de China el pasado 22 de septiembre sobre el nombramiento de obispos e hizo público la asignación de tareas pastorales a nueve obispos, varios de los cuales estaban excomulgados por haber sido consagrados sin mandato pontificio y que fueron acogidos en la plena comunión eclesial por el Papa Francisco.
Por medio de un artículo que se publica en la edición para el domingo 3 de febrero en L’Osservatore Romano (LOR), y difundido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede este sábado, el Vaticano informó que los prelados “recibieron la comunicación de la Santa Sede el 12 de diciembre de 2018 en Pekín, en el contexto de una ceremonia sobria marcada por una intensa comunión eclesial y concluida con la oración del Padrenuestro y el canto del Ave María según una melodía tradicional china”.
Los obispos a los que se les ha asignado tareas pastorales son Mons. Giuseppe Guo Jincai (que participó del Sínodo de los Obispos en octubre de 2018 en Roma), que fue nombrado Obispo de Chengde; Mons. Giuseppe Huan Bingzhang, nombrado Obispo de Shantou; Mons. Giuseppe Liu Xinhong, nombrado Obispo de Anhui; Mons. Giuseppe Ma Yinglin, Obispo de Kunming; Mons. Giuseppe Yue Fusheng, Obispos de Heilongjiang; Mons. Vincenzo Zhan Silu, Obispo de Funing/Mindong; y Mons. Paolo Shiyin, Obispo de Leshan.
Además, también han recibido encargos pastorales Mons. Vincenzo Guo Xijin, como Obispo Auxiliar de Funing/Mindong, y Mons. Pietro Zhuang Jianjianian, como Obispo Emérito de Shantou.
Asimismo, se comunica que Mons. Antonio Tu Shihua, pocos meses antes de su muerte el 4 de enero de 2017, “pidió ser readmitido en plena comunión con el Sucesor de Pedro, quien lo recibió con el título de Obispo Emérito de Puqi”.
En el artículo también se afirma que “la Santa Sede sigue comprometida en continuar el camino del diálogo, con el fin de resolver gradualmente, con una actitud de comprensión mutua y de paciencia clarividente, los diversos problemas que aún existen, comenzando por el reconocimiento civil del clero ‘no oficial’, para hacer cada vez más normal la vida de la Iglesia católica en China”.
Expectativas de reconciliación
Por otra parte, LOR también publica una entrevista con el Cardenal Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, donde da respuesta a algunas de las preocupaciones y críticas planteadas por algunos miembros importantes de la Iglesia respecto al acuerdo alcanzado con las autoridades comunistas chinas.
El Cardenal justificó el acuerdo afirmando que en la Iglesia Católica en China “hay una gran expectativa de reconciliación, de unidad, de renovación, de una reanudación más decisiva de la evangelización”.
Tras reconocer que “no podemos ignorar años de conflicto y malentendidos”, el Purpurado indicó que “es necesario reconstruir la confianza, quizás el aspecto más difícil, en las autoridades civiles y religiosas responsables de las cuestiones religiosas y entre las llamadas corrientes eclesiales, oficiales y no oficiales”.
Sobre los católicos chinos que han afirmado sentirse traicionados y abandonados por la Santa Sede como consecuencia del acuerdo, el Cardenal Filoni subrayó que “debemos trabajar más en la percepción de los fieles, a menudo influenciados por mensajes de los medios de comunicación que no son del todo correctos o equilibrados, que tienen dificultades para comprender la discreción que rodeó el diálogo entre la Santa Sede y la República Popular de China”.
Sin embargo, “entiendo las dudas; entiendo las perplejidades; a veces las comparto. Pero no comparto la actitud de quienes, manteniendo sus legítimas reservas, no sólo no se esfuerzan por comprender el punto de vista de los demás, sino que, sobre todo, corren el riesgo de no remar en sintonía con la barca de Pedro”.
“El Papa, junto con sus colaboradores, ha hecho, hace y hará todo lo posible para estar cerca de la Iglesia en China; no somos infalibles en los caminos, pero amamos verdaderamente a la Iglesia y al pueblo chino”, aseguró.
El Cardenal también hizo una valoración sobre el proyecto de la Iglesia Católica en China: “diría que debe buscar ser cada vez más Iglesia, es decir, desarrollarse en la fe, la esperanza y la caridad, trabajar por los jóvenes, por las nuevas vocaciones, por el ecumenismo y el diálogo interreligioso, por la formación del clero, para ayudar a las necesidades de los que permanecen al margen del crecimiento”.
Sobre el futuro del cristianismo en China, dijo que “aunque algunos sean pesimistas, quisiera decir que la historia de la Iglesia en China ya habla de sí misma”. “Tengo una confianza realista en el anuncio del Evangelio. Creo que sólo la falta de verdadera libertad y las tentaciones del bienestar pueden sofocar buena parte de esa semilla sembrada hace muchos siglos”.
Defendió que el acuerdo servirá para promover la reconciliación entre los católicos chino: “Nadie debe ver en el hermano reconciliado a un enemigo, sino un hermano por quien regocijarse. El Señor nos ha vencido con su perdón”.
“Sólo con la contribución de todos podrá construirse la Iglesia del mañana, con respeto a la libertad, también por parte de las autoridades civiles, después de sesenta años de sufrimiento, divisiones e incomprensiones de la comunidad católica. La Iglesia, por tanto, necesita la participación libre y fecunda de todos para construir la armonía civil, social y religiosa y para el anuncio del Evangelio”, defendió.
El Acuerdo Provisional
El 22 de septiembre el Vaticano anunció la firma del Acuerdo Provisional con China para el nombramiento de Obispos.
Gracias al acuerdo, dos Obispos chinos pudieron participar en el Sínodo de los Jóvenes que se realizó en el Vaticano hasta el 28 de octubre. Los prelados aprovecharon la oportunidad para invitar al Papa Francisco a visitar China.
Algunos han expresado su oposición al acuerdo, como el Obispo Emérito de Hong Kong, el Cardenal Joseph Zen Ze kiun, quien en enero de 2018 dijo que “el Vaticano está vendiendo la Iglesia Católica en China”.
En el vuelo de regreso de su viaje a Letonia, Lituania y Estonia a fines de septiembre del año pasado, el Papa Francisco dijo a los periodistas: “Yo soy el responsable” del acuerdo; y explicó algunos detalles de las negociaciones.
Sobre los Obispos que no estaban en comunión con la Iglesia hasta antes del acuerdo, Francisco dijo que “han sido estudiados caso por caso. Por cada obispo han llegado al final los expedientes de cada uno a mi escritorio y he sido yo el responsable de firmar cada caso”.
Respecto a los católicos que siempre han sido fieles a Roma, el Santo Padre los llamó “resistencia” y dijo que “es cierto. Ellos sufrirán. Siempre en un acuerdo hay sufrimiento, pero ellos tienen una gran fe”.
Sobre el acuerdo, Francisco precisó que “la cosa se hace en diálogo, pero nombra Roma, nombra el Papa. Esto es claro. Y rezamos por los sufrimientos de algunos que no entienden o que tienen en sus espaldas muchos años de clandestinidad”.
El 26 de septiembre el Pontífice dirigió un mensaje a los católicos de China y a la Iglesia universal en el que solicitó “gestos concretos y visibles” a los obispos a quienes levantó la excomunión.
En los últimos meses, la represión del gobierno chino contra la Iglesia no ha cesado. En noviembre varios sacerdotes y un obispo fueron detenidos, mientras que en algunos lugares las cruces y otros símbolos cristianos fueron destruidos.
Además, las autoridades chinas han emitido algunas normas que impiden, entre otras cosas, que los menores de 18 años asistan a los eventos propios del culto como la Misa.
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