ZENIT: ¿Cuántas veces has ido a Lourdes? ¿Cómo fue la primera vez?
Jesús García: He ido a Lourdes unas 8 ó 9 veces. Antes de ir con la Hospitalidad había estado ya 6 veces, nunca antes con enfermos. En el año 2008, que era el 150 aniversario de las apariciones, fui tres veces, todas ellas maravillosas, sobre todo la primera. Estuve yo solo una semana en el mes de enero de ese 2008, que en enero Lourdes está vacío y hace mucho frio, pero para mí fue maravilloso. Ahí empecé a conocer a Bernadette y creo que a encontrar con ella una preciosa amistad, nos llevamos muy bien desde entonces. Para mí es una santa muy normal, muy sencilla, muy terrenal… me inspira santidad desde mi absoluto límite. Es tremenda.
Luego he ido varias veces pero marcó una diferencia la primera que fui con enfermos. Eso fue en mayo de 2013 y vi que había una historia que contar. En esa peregrinación con la Hospitalidad de Madrid, entendí que la mejor manera de entender, conocer o profundizar en Lourdes, es ir con enfermos. Ya te puedes haber leído los libros de expertos en Lourdes como René Laurentin o Vitorio Messori, que son nada comparado a ir con enfermos. Yo lo comparo a las visitas al Museo de El Prado. La primera vez que yo visité El Prado lo hice sin guía, y la segunda lo hice con un guía. ¡Menuda diferencia! Pues los enfermos en Lourdes son los guías, ellos te enseñan qué vino a decirnos allí la Virgen a través de Bernadette. ¿Qué es? Que estamos mal, peor de lo que pensamos, que no somos autosuficientes sino limitados y que necesitamos ayuda de Dios. Que el pelado propio y el ajeno nos hace mucho daño, pero que a pesar de nuestros límites, tenemos una esperanza en ella y en Dios, en la vida espiritual, para vivir lo que nos quede de esta vida y llegar después a la vida eterna.
ZENIT: Tal y como contaste en el preestreno, fue providencial que pudieras hacer este documental, ¿cómo surgió la idea?
JG: La idea surgió en mayo de 2013, en mi primera peregrinación con la Hospitalidad. Se lo plantee a una persona, le fuimos poniendo patas y poco a poco, nos organizamos. Es providencial porque se ha financiado entera a base de donativos. Ahora lo llaman Crowdfunding, pero ha sido la providencia de siempre. Así se han construido toda la vida nuestra cultura cristiana. Así se ha pagado a los pintores o escultores, a los copistas de textos, así se han construido las iglesias y catedrales… con mecenazgo, y así hemos hecho el documental. Y te digo otra cosa. Así, a base de diferentes maneras de mecenazgo, se construye la cultura contraria a la cultura cristiana. Los lobbys y las ideologías disponen hoy de un músculo económico mastodóntico. Si a mí me dieran, a través de la Fundación “Gospa Arts”, que es como hemos encauzado la financiación, una millonésima parte de los que dan los lobbys que dinamitan nuestros principios a través del cine, de las series de tv, etc, te haría muchos documentales como este, series que llevaría a TV, porque el nuestro está tendiendo una respuesta buenísima de crónica y de público. No es que no interese es que no tenemos ayuda de casi nadie. Te pongo un ejemplo: El año pasado hubo una campaña muy agresiva a favor de la transexualidad infantil en marquesinas de autobús de algunas ciudades españolas. Costó un millón de dólares. La financió un único donante anónimo de Estados Unidos. Pues eso… Yo cuando pido dinero para financiar estos proyectos, pienso en las catedrales, o en la Capilla Sixtina…a Miguel Angel se le pagó, y no poco, como mereció, por su trabajo. Los niños no vienen de París y la cultura no crece sola como los árboles. Hay mucha gente que piensa que, como lo que queremos es evangelizar, nuestro trabajo ha de ser gratis. Menuda equivocación tan grande.
ZENIT: ¿Esperas que después de ver este documental, se animen más personas a participar en la peregrinación a Lourdes?
JG: Sin ninguna duda. Ya está pasando entre gente que lo ha visto. Están cambiando sus planes para las próximas peregrinaciones y preguntando en las sedes de las hospitalidades. La gente ve motivos de esperanza para su vida en este documental.
ZENIT: Según tu documental, todo el mundo vuelve de Lourdes tocado por la Virgen… ¿has conocido a alguien que no lo haya vivido así?
JG: No, eso es imposible. Es imposible no conmoverse, al menos, en este viaje. Podría contar muchas anécdotas, pero ahora recuerdo una que no he contado nunca… Recuerdo un viaje en mayo de 2008 en el que estuvieron algunos miembros de mi familia. Venía un sobrino mío, muy jovencito. Por aquella época había declarado ya en casa que no quería ir a Misa y que no creía en Dios, lo que para mi hermano supuso una situación complicada. Estando allí, ante la gruta, mi sobrino se cayó para atrás, como desmayado. Había quien decía que era un mareo, o una lipotimia… pero nos acompañaba una monja que a mí me dijo que a mi sobrino no le había pasado nada de eso, sino que le había tocado la Virgen y que veríamos milagros en él. Ella vio como cayó ante la gruta, como si le hubiese empujado hacia atrás un rayo –lo cual me recordó a San Pablo camino de Damasco–. Yo creí a esa monja. Hoy, este sobrino que llevaba camisetas con el 666 y que se declaraba ateo o no creyente, es sacerdote. Se ha ordenado con 27 años.
ZENIT: ¿Cómo han vivido los enfermos que aparecen en el documental la experiencia de rodarlo y de verse luego en pantalla?
JG: Esa es una de mis mayores satisfacciones, porque les hemos dado una inmensa alegría. Ellos a mí me han dado su confianza, su vida, sus corazones, y una experiencia absolutamente inolvidable y que me acompañará siempre, toda mi vida, que me servirá para educar a mis hijos con su ejemplo y testimonio. Por eso, que ellos estén difrutando tanto de esta experiencia, es un regalo. Ellos son un regalo de Dios, así te lo digo.
ZENIT: ¿Qué impedimentos encontraste para hacer el documental?
JG: Yo diría que primero, la inexperiencia. Yo jamás he abordado un proyecto audiovisual, no digamos ya la idea de lanzarlo en cines, que es entrar en una industria que parece Vietnam y en la que compites con Hollywood. Pero bueno, ha habido un buen equipo de gente convencida, que hemos ido haciendo lo que creíamos conveniente y, con muy pocos apoyos, también hay que decirlo, al final ahí está el documental. Para mí es un milagro. Dios tenía interés en que esto saliese adelante.
ZENIT: ¿En qué países queréis proyectar el documental? ¿Vais a presentarlo en algún festival?
JG: Sí, iremos a Latinoamérica. Tenemos el enorme regalo de compartir idioma con 600 millones de americanos, de modo que iremos allí antes que acabe el año. Y sí, ya nos han invitado, por ejemplo, del Festival de Cine Católico de Cali, en Colombia. Allí iremos también y a muchos más. Y por su puesto, a Estados Unidos y más países como Italia, Francia… ya se han interesado, pero somos pequeños y vamos poco a poco. En este sentido está haciendo un gran trabajo nuestra distribuidora, “Bosco Films”.
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