VATICANO, 23 Feb. 19 (ACI Prensa).-
La periodista mexicana Valentina Alazraki, corresponsal en Roma de Televisa, advirtió a los Obispos participantes en el Encuentro sobre la Protección de Menores que la falta de transparencia ante situaciones de abuso “es una nueva violencia contra las víctimas”. “Los fieles no perdonan la falta de transparencia”, aseguró.
Valentina Alazraki se dirigió a los participantes en el Encuentro, reunidos en el Aula del Sínodo del Vaticano y les interrogó: “Ante conductas delictivas como los abusos a menores, una institución como la Iglesia, ¿creen que tiene otro camino para ser fiel a sí misma que no sea el de denunciar ese crimen?”.
“¿Tiene otro camino que no sea el de ponerse del lado de la víctima y no del victimario? ¿Quién es el hijo más débil, más vulnerable? ¿El sacerdote abusador, el obispo abusador o encubridor o la víctima?”.
“Háganse una pregunta. ¿Son ustedes enemigos de los abusadores y de los encubridores tanto como lo somos nosotros, las mamás, las familias, la sociedad civil? Nosotros hemos elegido de qué lado estar. ¿Ustedes, lo han hecho de verdad, o solo de palabra?”.
Valentina subrayó que “si ustedes están en contra de los abusadores y de los encubridores, estamos del mismo lado. Podemos ser aliados, no enemigos. Les ayudaremos a encontrar las manzanas podridas y a vencer las resistencias para apartarlas de las sanas”.
Por el contrario, “si ustedes no se deciden de manera radical a estar del lado de los niños, de las mamás, de las familias, de la sociedad civil, tienen razón a tenernos miedo, porque los periodistas, que queremos el bien común, seremos sus peores enemigos”.
“Ustedes saben mejor que yo que esos abusos han sido encubiertos de forma sistemática, de abajo hasta arriba. Creo que deberían tomar conciencia que cuanto más encubran, cuanto más sean como avestruces, cuanto menos informen a los medios y, por lo tanto, a los fieles y a la opinión pública, más grande será el escándalo”.
Además, insistió en que “al no dar la información que podría prevenir que estas personas cometan otros abusos, no le están dando a los niños, a los jóvenes, a sus familias las herramientas para defenderse de nuevos crímenes”.
“Pienso que sería mucho más sano, más positivo y más útil que la Iglesia fuera la primera en dar la información, de manera proactiva y no de forma reactiva, como es lo habitual. No deberían ustedes esperar a que una investigación periodística lo descubra, para responder a preguntas legítimas de la prensa (es decir, de la gente, de su gente)”.
En este sentido, les conminó a que “cuenten las cosas cuando las sepan. No será agradable, ciertamente, pero es el único camino, si quieren que les creamos cuando dicen que ‘en adelante, los ocultamientos no serán tolerados’. El primer beneficiado de la transparencia es la institución, porque pone el foco en el culpable”.
Aseguró que “mi sensación es que dentro de la Iglesia hay aún mucha resistencia a reconocer que el problema de los abusos existe y que hay que enfrentarlo con todas las herramientas posibles. Algunos creen que sucede sólo en algunos países, yo creo que podríamos hablar de una situación generalizada, quien más, quien menos, que de todas formas hay que enfrentar y remediar”.
Asimismo, reconoció que “la transparencia tiene sus límites. Por eso, no pretendemos que nos informen de cualquier acusación a un sacerdote. Entendemos que pueda y deba haber una investigación previa, pero hágala con celeridad, ajústense a la ley del país en el que viven, y si está previsto, presenten el caso ante la justicia civil”.
Por último, ofreció a los participantes en el Encuentro “tres consejos prácticos para vivir la transparencia: Pongan a las víctimas en primer plano, déjense aconsejar, profesionalicen la comunicación”.
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