(ZENIT- 22 de febrero 2019).- Encontrar al escuchar a las víctimas, a los “sobrevivientes” de los abusos sexuales, la motivación para actuar: es la pedagogía promovida por el Encuentro mundial para la Protección de Menores que se inauguró en el Vaticano este jueves, 21 de febrero de 2019, durante un momento de oración durante el cual se leyó este interrogatorio de una víctima: “Nadie me escuchó; Ni mis padres ni mis amigos, ni más tarde las autoridades de la Iglesia. Ellos no escucharon”.
El encuentro con la prensa internacional tuvo lugar en el instituto patrístico Augustinianum, cercano al Vaticano, a las 13:30 horas, con Mons. Mark Benedict Coleridge, Arzobispo de Brisbane (Australia); Mons. Charles J. Scicluna, Arzobispo de Malta y Subsecretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, miembro del comité organizador de la reunión; Paolo Ruffini, Prefecto del Dicasterio para la Comunicación; P. Federico Lombardi, S.J, Presidente de la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger – Benedicto XVI, y moderador de la reunión; y P. Hans Zollner, S.J, Presidente del Centro para la Protección de Menores de la Pontificia Universidad Gregoriana, miembro de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, referente del comité organizador de la reunión. Alessandro Gisotti, Director ad interim de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, moderó esta “sesión informativa” y subrayó que la reunión es ante todo un “ejercicio de escucha”.
“Escuchar el grito”
El Papa ha invitado a “escuchar el grito” de los que piden “justicia”. Y se escucharon cinco testimonios.
El Padre Zollner quería “saludar a las víctimas”. Señala que durante el testimonio de la mañana no fue fácil escuchar “voces de todos los continentes” de “sobrevivientes”, “víctimas”, pero que es “esencial” dejar claro que el problema no es solo un continente.
Percibió entonces que la asamblea “estaba en sintonía con lo que se había dicho”, lo cual es fundamental para motivar y “comprometerse” porque el Papa Francisco invita a la “acción”.
Observó que esta escucha “abre la mente, abre el corazón” y “transforma”. Y recordó que la preparación de la Cumbre de Roma incluía una invitación a los obispos para que se reunieran con las víctimas en sus países: esto tiene un impacto significativo no solo en la “actitud” hacia ellos sino en la situación. Adopción de “normas” y “obligaciones”.
Escucha a las víctimas, a Dios, ya los demás participantes
El padre Lombardi dijo que se sintió “conmovido” por estos testimonios de las víctimas de “diferentes continentes”, cuyas voces se escucharon solo porque no querían ser reconocidas, y sus textos fueron comunicados a la prensa.
Elogió un “clima muy positivo”, “intenso”, donde uno percibe el “deseo de hacer un camino con decisión, serenidad y conciencia de la importancia de la reunión”.
Mons. Coleridge, por su parte, percibió una fuerte “energía”, pero también enfatiza que la “clave” de todo, y “absolutamente”, es “escuchar”. “Escuchando a Dios” también: el día comienza y termina con la oración.
Recuerden que también habrá una liturgia penitencial en la noche del sábado 23 de febrero a las 17:30 horas y la Misa que presidirá el Papa Francisco a las 9:30 horas del domingo 24 de febrero.
Para el arzobispo australiano, “un viaje comenzó esta mañana” a partir de “escuchar a los sobrevivientes”: admite que aunque ya ha escuchado muchos testimonios, fue “muy conmovido” por ellos, y también debido al “contexto de esta reunión” en la Iglesia y “con el Papa.
También subrayó la escucha necesaria de la “visión” del cardenal Luis Antonio Tagle (Filipinas), quien propuso una meditación sobre Santo Tomás que toca las heridas de Cristo e invitó a la asamblea a saber cómo abordar las heridas de las víctimas, y las “tácticas” contra el abuso presentadas por el Obispo Scicluna: “visión y táctica, necesitamos las dos”.
Y luego, escuchándose “unos a otros” con las “preguntas muy importantes” de los diferentes contextos, especialmente durante el trabajo en grupo, con una veintena de personas que representan “diferentes culturas y contextos”.
Escuchar a las víctimas también “después”
Por su parte, Mons. Scicluna también notó la fuerte “emoción” al escuchar los testimonios de las víctimas: “para comprender la gravedad de las situaciones, debemos escuchar y conocer a las víctimas”.
Espera que escuchar a las víctimas también se vea reflejado “en el futuro” por un “mayor papel para las víctimas”, tanto en el “discernimiento” de los casos como en la implementación de la prevención.
Menciona la posibilidad de decir “sí” a ciertas preguntas sobre los sacerdotes que han sido condenados, que tenemos “acceso a esta información en las diócesis”.
Ayer, durante la reunión con el comité organizador de la reunión de las víctimas pidió acceso a los nombres: “No podemos ignorar esta voz”, concluye el Obispo Scicluna.
La escucha de Maos no significa “publicación” de nombres, al principio: Mons. Scicluna cuestionó el caso de la diócesis de Newark en los Estados Unidos. Expresó preocupación porque los “nombres de los acusados” se publicaron desde el principio. Recordó que en los Estados Unidos hay tres etapas: la simple “alegación”, luego la “reclamación creíble” y la “reclamación sustancial”. Para la prevención, considera “legítimo” publicar el nombre de aquellos que están convencidos, después de la investigación, al nivel de una “denuncia sustancial” o incluso “creíble”. Pero no al nivel de meros “alegatos”.
Y al final de las pruebas, la Doctrina de la Fe pide a los obispos que se pongan en contacto con las víctimas: “No podemos dejar a las víctimas sin información e informar el resultado de una prueba”. Lamentó que las víctimas no tuvieran acceso, por ejemplo, a un documento que indicara la decisión de la corte eclesiástica. Quiere poner en su lugar a una persona para defender “los intereses de las víctimas”.
Insiste en el hecho de que es necesario un seguimiento, “después de la denuncia, con textos para la protección de menores, a través de contactos y comunicación”.
Traducción por Ana Paula Morales (Texto original: francés)
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