ÁFRICA/GABÓN - El arzobispo Dal Toso preside la celebración del 175º aniversario de la evangelización

Eglise Catholique du Gabon

Libreville (Agencia Fides) - Todo el ‘fervor espiritual y pastoral’ que caracterizó el año de preparación de los 175 años de evangelización de Gabón (ver Fides 27 y 28/9/2019), "no se detendrá al final de este año jubilar, sino que deberá entrar permanentemente en la vida cristiana cotidiana de todos los bautizados". Esta es la exhortación expresada por el arzobispo Giampietro Dal Toso, presidente de las Obras Misionales Pontificias (OMP), que el domingo 29 de septiembre presidió la celebración jubilar en Libreville, durante la cual fueron ordenados 16 sacerdotes. En vísperas del Mes Misionero Extraordinario de octubre de 2019, el arzobispo subrayó: "El acontecimiento del Mes Misionero Extraordinario se vivirá en la Iglesia local de Gabón como una prolongación natural de este Jubileo de 175 años, cuyas celebraciones terminan hoy, para reflejar una nueva luz. Al igual que este Jubileo, que llega a su fin, el Mes Misionero Extraordinario de octubre de 2019 es una oportunidad para que la gracia intensa y fecunda promueva iniciativas e intensifique caminos y medios para despertar en cada cristiano la conciencia de la responsabilidad misionera".
En su homilía, el arzobispo recordó que el 29 de septiembre de 1844, fiesta de los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, se celebró la primera misa en suelo gabonés, acontecimiento fundador de la Iglesia católica en esta nación. Jean Rémi Bessieux, Spiritano, y los que le siguieron, sacerdotes, monjas y laicos, que dieron su vida por la obra de evangelización de Gabón. "Es a todos estos misioneros y a sus colaboradores, vuestros antepasados en la fe -dijo- a quienes rendimos un vibrante homenaje a través de esta solemnidad a la que sus voces, sus alabanzas a la gloria de Dios, se unen desde lo alto en el cielo".
En nombre del santo padre, el papa Francisco, en nombre del cardenal Filoni, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, como presidente de la OMP, el arzobispo Dal Toso expresó su gratitud y satisfacción a la Conferencia Episcopal "por todo lo que se ha organizado para celebrar este Jubileo, no sólo como una fiesta extra, no sólo como una conmemoración histórica, sino como una oportunidad para la renovación de la profesión de fe en Cristo Resucitado que estaba en el centro de la misión de estos celosos misioneros. Este gran Jubileo nos recuerda su apostolado, su valentía, su pasión, pero también y sobre todo el amor de un Dios que quiso revelarse a través de ellos a su pueblo y encontrar en su corazón un hogar para derramar las maravillas de su gracia".
A continuación, el arzobispo destacó tres aspectos, inspirados en las lecturas bíblicas de la celebración. "En la tierra cada uno elige su propia vida futura": uno de los mensajes del Evangelio del día, la parábola del rico Epulón (Lc 16,19-31), es el gran principio de la caridad, "el único acceso a la vida bendecida para la eternidad es el compromiso personal de vivir o no según esto; el mandamiento de la caridad en la vida presente tiene una consecuencia para nuestro destino eterno", enfatizó.
El segundo aspecto destacado fue que "el Cristo resucitado es el enviado del Padre por excelencia". Dios envió a su hijo, Jesús, nacido, muerto y resucitado por nosotros. "Todavía viene a nuestro encuentro, resucitado, para decirnos que su Palabra es un verbo eterno, que estos sacramentos son vida eterna, que la fe en Él es la garantía de la vida eterna. Si Cristo no resucitara, nuestra fe sería en vano, porque creeríamos en un hombre como los demás, muerto y sepultado como todos los demás. Pero al resucitar, Jesús se muestra como el verdadero Señor de la vida, el que nos puede dar la vida".
Dirigiéndose en particular a los ordenados, el arzobispo dijo: "Cada día, tienen que pedir que el Misterio Pascual se repita especialmente en vosotros. Que el hombre viejo muera en ustedes, que el hombre de pecado, apegado al dinero, al poder, a sus placeres, a sus planes; que este hombre viejo muera en ustedes para dar espacio al hombre nuevo, resucitado con Cristo, un hombre que sabe dar, gastar, ofrecer su vida por amor a sus hermanos y hermanas".
El último punto al que nos referimos - "Bautizados, somos enviados a dar testimonio de Jesucristo"- fue una oportunidad para reiterar que "el anuncio del Evangelio no está reservado sólo a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas". "Si hoy estamos reunidos en este día de gran solemnidad -recuerda- es porque un día los cristianos, en nombre de su fe y de su compromiso bautismal, decidieron llevar la Buena Nueva a esta tierra gabonesa. Han obedecido el mandato de Cristo". La cosecha, sin embargo, es siempre alta y los trabajadores bajos, si se piensa que una parte no insignificante de la población sigue las religiones tradicionales y la mayoría, aunque se adhiere a una confesión religiosa, continúa con prácticas animistas y mágicas. "Esto significa -concluyó- que aún queda por hacer una profunda evangelización, tanto en los corazones de los cristianos como en los suburbios, aún lejanos de la fe". (SL) (Agencia Fides 30/9/2019).


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