VATICANO, 01 Sep. 19 (ACI Prensa).-
El Papa Francisco recordó la importancia del servicio desinteresado, dentro y fuera de la Iglesia. Así lo indicó el Santo Padre este domingo 1 de septiembre durante el rezo del Ángelus, momento en el que también anunció por sorpresa la creación de 13 nuevos cardenales.
En primer lugar, el rezo de la tradicional oración mariana comenzó con un inusual retraso por un problema técnico que ocasionó que el Pontífice permaneciera encerrado en el ascensor durante 25 minutos.
Por ello, el Papa pidió disculpas a los presentes y explicó el motivo de la tardanza, mientras que agradeció y pidió un aplauso por el trabajo de los bomberos del Vaticano.
Refiriéndose al Evangelio del día de San Lucas, el Papa Francisco advirtió el peligro de quienes buscan “tener los primeros lugares”.
En esta línea, el Santo Padre dirigió también un mensaje a través de su cuenta oficial de Twitter @Pontifex en el que destacó el principal mensaje del Evangelio de este domingo en el cual “Jesús nos invita a la generosidad desinteresada, que nos abre el camino hacia una gran alegría: la de ser partícipes del amor mismo de Dios”.
En el Evangelio de hoy, Jesús nos invita a la generosidad desinteresada, que nos abre el camino hacia una gran alegría: la de ser partícipes del amor mismo de Dios. #Ángelus
— Papa Francisco (@Pontifex_es) 1 de septiembre de 2019
Durante su reflexión dominical, el Papa comentó que en el Evangelio de este domingo “Jesús participa en un banquete de la casa de un jefe de los fariseos y observa cómo los invitados corren para tener los primeros lugares”, explicó el Pontífice, y añadió que esta actitud es “difundida, también en nuestros días, y no solo cuando se es invitado a un almuerzo: se busca el primer lugar para afirmar una ‘presunta superioridad’ sobre los demás”.
“En realidad, esta carrera por los primeros lugares hace mal a la comunidad, sea civil que eclesial, porque arruina la fraternidad”, denunció el Papa Francisco.
En cambio, el Santo Padre agregó que en este pasaje del Evangelio Jesús relata dos breves parábolas, “mediante las cuales indica dos actitudes fundamentales para nuestra vida: la humildad y la generosidad desinteresada”.
Sobre la primera parábola dirigida a quien ha sido invitado a un banquete, Jesús exhorta “a no ponerse en el primer lugar, porque -dice- no haya otro invitado más digno de ti, y quien te ha invitado venga a decirte: ‘Déjale el lugar’. Entonces deberás con vergüenza ocupar el último lugar”, afirmó Francisco.
“Jesús en cambio enseña a tener una actitud opuesta: cuando eres invitado, ve y colócate en el último lugar, para que cuando venga quien te invitó te diga: amigo, ven más adelante”, subrayó el Papa quien concluyó que “entonces, no debemos buscar por nuestra iniciativa la atención y la consideración ajena, en cambio dejar que nos la den los demás”.
Camino de la humildad
En este sentido, el Pontífice dijo que “Jesús nos muestra siempre el camino de la humildad, porque es el más auténtico, que permite también tener relaciones auténticas”.
Posteriormente, el Papa Francisco se detuvo en la segunda parábola en la que Jesús se dirige a quien invita, en la que explica “el modo de elegir los invitados a la fiesta”.
“También aquí, Jesús va completamente contra corriente, manifestando como siempre la lógica de Dios Padre”, explicó el Papa quien añadió también que Jesucristo proporciona la clave para interpretar este discurso: "Recibirás de hecho tu recompensa en la Resurrección de los justos”.
Por ello, el Santo Padre advirtió que quien busca la recompensa humana “de hecho, a menudo falsea las relaciones, introduciendo el interés personal en una relación que debería ser generosa y gratuita. En cambio, Jesús invita a la generosidad desinteresada, para abrirnos al camino hacia una alegría mucho más grande: aquella de ser partícipes del amor mismo de Dios”, dijo.
“Con la enseñanza del Evangelio de hoy, Jesús lanza un puente entre la mesa terrena y la mesa del cielo, haciendo referencia a la comunión final con el Padre, en la eternidad. La elección de ocupar el último lugar expresa la conciencia de cuánto hemos sido amados sin mérito nuestro, por pura gracia. Es el Padre quien nos ha llamado, y es solo Él, fuente de todo beneficio y honor, quien puede decidir si estaremos sentados en el banquete final”, señaló el Papa Francisco.
De este modo, el Santo Padre insistió en que “ninguno puede colocarse en el primer lugar de la mesa de Quien ha ocupado el último lugar, es decir, el Verbo hecho carne por suma humildad, con el objetivo de salvarnos a todos, hasta el último de los hijos del Padre”.
Al finalizar, el Pontífice invocó a la Virgen María para que “nos ayude a reconocernos así como somos, es decir pequeños, y a alegrarnos en la donación” sin buscar algo a cambio.
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