LITURGIA PENITENCIAL EN SAN PEDRO: LA CONVERSIÓN DURA TODA LA VIDA


Ciudad del Vaticano, 29 marzo 2014 (VIS).-El Santo Padre presidió ayer tarde en la basílica de San Pedro el rito de la Reconciliación, confesando e impartiendo la absolución individual a diversos penitentes. Con esa ceremonia se inauguraba la iniciativa del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización. “24 horas para el Señor” en la que han participado diócesis de todo el mundo y durante la cual muchas iglesias han permanecido abiertas durante la noche del viernes y en la mañana del sábado para la confesión de los fieles.



En su homilía el Papa recordó que durante la Cuaresma la Iglesia renueva el llamamiento a la conversión y la llamada a cambiar de vida. “Convertirse -dijo- no es cuestión de un momento o de un período del año, es un empeño que dura toda la vida. ¿Quién de entre nosotros puede presumir de que no es pecador? Ninguno . Todos lo somos. . Escribe el apóstol Juan: “Si decimos: ‘No tenemos pecado’, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia” Es lo que sucede también en esta celebración y en toda esta jornada penitencial. La Palabra de Dios que hemos escuchado nos introduce en dos elementos esenciales de la vida cristiana”



El primero es “revestirnos del hombre nuevo”. El hombre nuevo, “creado según Dios” -explicó Francisco- nace en el Bautismo, donde se recibe la vida misma de Dios, que nos hace hijos suyos y nos incorpora a Cristo y a su Iglesia. Esta vida nueva nos hace ver la realidad con ojos diversos, sin que nos distraigan las cosas que no cuentan... las cosas que terminan con el tiempo. Por esta razón estamos llamados a abandonar los comportamientos del pecado y fijar la mirada en lo esencial. 'El hombre vale más por lo que es que por lo que tiene' Esta es la diferencia entre la vida deformada por el pecado y la iluminada por la gracia”.



Permanecer en el amor es el segundo elemento. “El amor de Jesucristo dura para siempre, y nunca tendrá fin , porque es la vida misma de Dios. Este amor vence al pecado y da fuerzas para volver a levantarse y recomenzar, porque con el perdón el corazón se renueva y rejuvenece. Todos lo sabemos: Nuestro Padre nunca se cansa de amar ...Podemos hablar de la esperanza de Dios: nuestro Padre nos espera siempre. No sólo nos deja la puerta abierta: nos espera... Dios no sólo está en el origen del amor, sino que en Jesucristo nos llama a imitar su modo de amar: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado” . En la medida en que los cristianos viven este amor, se convierten en discípulos creíbles de Cristo en el mundo El amor no puede soportar permanecer encerrado en sí mismo. Por su misma naturaleza es abierto, se difunde y es fecundo, genera siempre nuevo amor”.



El Papa concluyó recordando la iniciativa “24 horas para el Señor” e invitando a los jóvenes que participaban en ella como misioneros de la reconciliación a comunicar a cuantos encontrasen “la alegría de recibir el perdón del Padre y de reencontrar la amistad plena con Él”. “Decidles -finalizó- que nuestro Padre nos espera, nuestro Padre nos perdona, y es más: ¡Hace fiesta! Si vas hacia él con toda tu vida, incluso con tantos pecados, en lugar de reprocharte, hace fiesta: así es nuestro Padre. Es lo que tenéis que decir a tanta gente hoy. Los que experimentan la misericordia divina se ven empujados a hacerse artífice de misericordia entre los últimos y los pobres. En estos hermanos 'más pequeños' nos espera Jesús”.

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