(ZENIT – Ciudad del Vaticano). El papa Francisco realizó hoy la audiencia habitual de los miércoles en el Vaticano, después de haber recorrido los pasillos de la Plaza de San Pedro en el jeep abierto, saludando y bendiciendo a los peregrinos, en particular a los niños y enfermos.
En sus palabras en español con un resumen de la catequesis, el Santo Padre señaló que en el evangelio que acababan de leer, “una mujer que sufría flujos de sangre se abrió paso entre la multitud para tocar el borde del manto de Jesús. Estaba convencida de que Jesús era el único que podía liberarla de su enfermedad y de la marginación que sufría desde hacía bastante tiempo”.
“Cuando la mujer –precisó el Papa– tocó el manto, Jesús se volvió hacia ella y la miró con ternura y misericordia. Fue un encuentro personal, un encuentro de acogida, en el que Jesús alabó su fe sólida, capaz de superar cualquier obstáculo y adversidad”.
Porque Jesús “no sólo la curó de su dolencia, sino que la libra de sus temores y complejos, le restituye su dignidad y la reintegra en la esfera del amor misericordioso de Dios”.
“Jesús es la fuente de todo bien y de él nos viene la salvación; nosotros debemos acogerlo con fe viva y auténtica, como demostró tener esa mujer”, dijo. Concluyó saludando a los peregrinos de lengua española, “en particular a los venidos de España y Latinoamérica”.
E invitó a que “el ejemplo de Jesús nos ayude a salir al encuentro de quien está solo y necesitado, para llevar su misericordia y ternura, que sana las heridas y restablece la dignidad de hijos de Dios. Muchas gracias”.
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