VATICANO, 25 Feb. 17 (ACI).-
Durante una audiencia a miembros de la Delegación Católica para la Cooperación de la Conferencia Episcopal de Francia, el Papa Francisco animó a no temer “recorrer el camino de la fraternidad y a construir puentes entre las personas y entre los pueblos, en un mundo en el que aún se alzan muchos muros por miedo a los demás”.
En la audiencia, que tuvo lugar este sábado 25 de febrero en el Palacio Apostólico del Vaticano, el Santo Padre alentó “una cultura en la cual nadie mire al otro con indiferencia, ni aparte la mirada cuando ve el sufrimiento de los hermanos”.
De ese modo, indicó el Pontífice, se podrá “hacer crecer una cultura de la misericordia, basada en el redescubrimiento del encuentro con los demás”.
El Santo Padre alabó el trabajo de los miembros de la delegación y les dijo que “mediante vuestra iniciativa, vuestros proyectos y vuestras acciones, hacen visible una Iglesia pobre con y para los pobres, una Iglesia en salida que se aproxima a las personas en situación de sufrimiento, de precariedad, de marginación, de exclusión”.
“Los animo a permanecer al servicio de una Iglesia que permita a cada uno reconocer la sorprendente proximidad de Dios, su ternura y su amor, y de acoger la fuerza que Él nos da en Jesucristo, su Palabra viviente, para que invirtamos nuestros talentos en favor del bien de todos y de la protección de nuestra casa común”.
Francisco hizo referencia a la encíclica Populorum progressio, del Beato Pablo VI y recordó que “el desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para que el desarrollo sea auténtico debe ser integral, lo que significa promover el bien de cada hombre y de todos los hombres. La solidaridad mundial siempre es diferente, debe permitir a todos los pueblos convertirse en protagonistas de su destino”.
“Tal convicción, –afirmó– es la que llevó a la Iglesia en Francia a crear, hace cincuenta años, la Delegación Católica para la Cooperación, en fidelidad al gran celo misionero al cual ha sido capaz de ofrecer su generosa contribución en el transcurso de los siglos”.
La idea de la ayuda mutua estuvo presente en las palabras que el Obispo de Roma dirigió a los presentes en la audiencia: “realizan una auténtica cooperación entre las Iglesias locales y el pueblo, luchando contra la miseria y trabajando por un mundo más justo y más fraterno”.
Una cooperación construida sobre una “verdadera asociación con las Iglesias y los actores locales en los países a los que envía voluntarios, y trabajando en colaboración con las autoridades civiles y todas las personas de buena voluntad”.
De ese modo, concluyó el Papa, “contribuyen también a una auténtica conversión ecológica que reconoce la inminente dignidad de cada persona, el valor que le es propio, su creatividad y su capacidad de buscar y promover el bien común”.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 24 de febrero de 2017
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