(ZENIT- 25 julio 2019).- En las últimas semanas el Gobierno de Eritrea procedió al cierre de 22 centros de salud propiedad de congregaciones religiosas o diócesis católicas, amparándose en una ley de 1995 que limita las actividades de las instituciones y por la que el Estado se impone como único proveedor de obras sociales.
Otros 8 centros católicos ya fueron clausurados entre 2017 y 2018.
Así informó Vatican News ayer, 25 de julio de 2019, reproduciendo el testimonio de una persona cercana a la Iglesia de Eritrea que habló con Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) y que, por seguridad, ha mantenido su identidad en el anonimato.
Consecuencias para la población
Las clínicas de la Iglesia católica en este país, donde sus fieles solo representan el 5% de la población, atendían a personas de todas las religiones por lo que se trata de una medida que afecta a la población eritrea en general.
De hecho, la fuente citada, cuestiona cómo el Gobierno podrá asumir el servicio proporcionado por estos centros católicos, ya que los hospitales estatales no poseen recursos ni equipos aceptables.
También fue clausurado el único instituto para seminaristas y religiosas en Eritrea y se produjo el arresto de una monja y un sacerdote porque no accedieron a facilitar a la policía los nombres de los alumnos de dicho centro.
Por otra parte, el Gobierno ha impuesto que, en el último año de secundaria, todos los estudiantes del país acudan a un instituto militar. Aquellos que no lo hagan, relata el informante, no obtendrán el título.
Las religiosas, también afectadas
Por otra parte, la persona que ha proporcionada toda esta información explica que, junto con los consultorios, en bastantes casos, también se sellaron las residencias adjuntas de las religiosas, obligándoles a reubicarse en otras casas de sus respectivas congregaciones.
Asimismo, las monjas encargadas de estas clínicas de la Iglesia no poseen ninguna titulación y, en consecuencia, no es posible que encuentren trabajo en otros hospitales.
Muchas de ellas, además, no pueden abandonar el país porque el Gobierno no concede permiso para ir al extranjero ni a las mujeres menores de 40 años ni a los hombres menores de 50 años que no han servido en las fuerzas armadas.
El futuro de las escuelas católicas
El medio vaticano indica que se desconoce el futuro de las 50 escuelas y las más de 100 guarderías infantiles administradas por la Iglesia Católica en esta nación, y, se espera que cuando comience el nuevo curso escolar, en septiembre, se pueda disponer de más información sobre el mismo.
Existe un caso anterior en el que, hace unos diez años, inesperadamente, el alumnado de un colegio a cargo de una comunidad de religiosas fue trasladado a institutos estatales. El centro educativo se volvió a abrir cuatro años después.
Diferencias con la Iglesia Ortodoxa
La situación de la Iglesia Ortodoxa es diferente porque cedió a la imposición de entregar todas las ofertas al Estado. Desde el año 2006, el Patriarca Antonios permanece arrestado en su domicilio y fue reemplazado por un Patriarca elegido por el régimen.
La fuente consultada señala que esto mismo se pretendía hacer con la Iglesia Católica, pero no ha sido aceptado: “Nuestra Iglesia es la única voz independiente y por esto molestamos mucho a las autoridades. Pero si eliminan nuestra presencia, ¿quién pensará en el pueblo eritreo?”.
Además, denuncia que todo esto ocurre frente a la indiferencia del mundo, que solo parece hablar de Eritrea “cuando se habla de los nuevos inmigrantes que llegan a las costas italianas”.
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