Entrevista al cardenal Ortega: Con la ausencia de lo sagrado, el silencio hablaba de Dios

(ZENIT – 29 julio 2019).- Con motivo del reciente fallecimiento del cardenal Jaime Ortega, a continuación publicamos de nuevo la entrevista que concedió a zenit en 2011, tras el anuncio de que el Papa Benedicto XVI visitaría Cuba.

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El cardenal Jaime Lucas Ortega y Alamino, arzobispo de la Archidiócesis de La Habana, estaba en las primeras filas de la basílica de San Pedro cuando Benedicto XVI anunció su segunda visita a América Latina, en particular a México y a su país, Cuba.

La perla del caribe, como suelen llamarla ahora, vuelve al foco de los medios de comunicación, de los sociólogos, politólogos, y de todo tipo de expertos que quieren predecir el mañana o aún el pasado mañana.

¿Quién mejor que un cardenal para entender qué significará la visita de Benedicto XVI? Su eminencia concedió a zenit una entrevista en la que hace revelaciones sorprendentes, partiendo de la peregrinación en Cuba de la Virgen de la Caridad, que va produciendo una primavera de la fe, un espíritu de verdadera piedad católica, una gran liberación interior de los sentimientos religiosos del pueblo. Después de un largo silencio sobre Dios, se produce esta increíble reacción.

Una pastoral que se vuelve paradigma de la nueva evangelización. Un poco lo que pasa hoy con el secularismo europeo. Tendrá otras maneras de abordarse pero también necesita liberarse de la secularización inhibe a la gente de los sagrado.

Y recordó que la gente lo que más desea en esta visita es la bendición del papa, que le trae esa paz espiritual, para sentirse en las manos de Dios y un prolongación de lo que sintieron viendo a la Virgen de la Caridad.

Zenit: Estamos cerca de Navidad, en Cuba no se celebraba ¿cambió algo en después de la visita de Juan Pablo II?

Cardenal Ortega: Bueno sí, tantas cosas cambiaron después del viaje de Juan Pablo II. Por ejemplo, el hecho que la Navidad ahora sea celebrada con una fiesta civil y día de asueto en que no se trabaja. Además se facilitó el ingreso de misioneros en Cuba, tanto civiles como religiosos, y hubo una verdadera renovación de la vida católica, de las comunidades. En la vida de la Iglesia en Cuba se ve que hay un antes y después de la visita del papa Juan Pablo II.

Z: ¿Benedicto XVI anunció su viaje a Cuba, pero quién lo ha invitado?

CO: La invitación al actual Pontífice fue hecha muy al inicio de su pontificado, y reiterada por el presidente Raúl Castro el mismo día en el que asumió como presidente la jefatura de la nación; en ese momento visitaba La Habana el cardenal Bertone, y le hizo la invitación muy cordial y cálida de venir a Cuba. Esto se vincula con el viaje de Juan Pablo II que dejó una nueva relación y el deseo de encontrarle nuevamente.

Z: Los seminarios, las vocaciones ¿cuál es la situación?

CO: Aumentaron con la visita del Papa, sobre todo las vocaciones a la vida sacerdotal. El número de sacerdotes creció después del paso de Juan Pablo II, somos unos 360 y entonces éramos unos doscientos y tantos. La vida de la Iglesia ha crecido. El culto en Cuba no ha sido un problema, sino la falta de expresión y de las manifestaciones públicas de la fe.

Z: ¿La gente aprecia las manifestaciones públicas?

CO: Ahora la peregrinación de la Virgen de la Caridad es habitual. Creo que es paradigmática de lo que debe ser una nueva evangelización, pues está siendo un verdadero recorrido misionero público, con miles de personas que se congregan en campos en ciudades, en La Habana será la culminación de esta peregrinación. Va a haber una carroza tipo de cristal, al modo de un vehículo de los que llevan al santo padre.

Es extraordinario el número de personas y además la actitud profundamente de fe, totalmente religiosa y de matriz católica. Al paso de la Virgen por las calles, los hombres se arrodillan sobre el asfalto, la gente saca su celular y fotografían a la Virgen, se hacen la señal de la cruz, aplauden espontáneamente, dan vivas. Hay un verdadero espíritu de piedad católica, en el corazón del cubano que se muestra ahora con una gran liberación interior de todo esos sentimientos.

Z: ¿O sea que la fe ha crecido?

CO: Un periodista nos preguntaba hace pocos días en La Habana si ha crecido la fe del los cubanos, porque los deportistas dan gracias a Dios cuando han ganado una competición, hacen el signo de la cruz antes de iniciar un acto deportivo. En realidad no es que haya crecido, es que la fe se manifiesta, y quizás en esto es donde ha crecido la libertad religiosa. Manifestación que en otro momento era considerada como que no era propio de la época en que vivíamos. Un poco lo que pasa hoy con el secularismo europeo. Tendrá otras maneras de abordarse pero también necesita de esta liberación ese secularismo europeo que hace que la gente se inhiba de los sagrado.

Z: ¿Y en el año jubilar de la Virgen de la Caridad de Cobre?

CO: Ahora los obispos están anunciando el año jubilar, el año próximo se cumplen los 400 años del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad en el norte de Cuba. Y hemos dicho en nuestra carta que hay una primavera de la fe. Primavera está bien dicho, porque hay una eclosión cuando en la frialdad del invierno se abre en flores, cuando llega la primavera. Se abre lo que está en yema, que es como el germinar de algo que está sembrado.

Z: ¿Hay preocupación de que en el futuro pueda entrar el consumismo?

CO: Ya hay un cierto consumismo en Cuba. Es imposible que en el mundo de hoy la gente no tome comportamientos de la sociedad global en la cual se vive. Me sorprendo de ver que en las calles al pasar la Virgen cada uno puede fotografiarla con su celular o una cámara fotográfica buena.

Hay consumismo en la medida que hay mejoría de la situación económica y de los cubanos que reciben ayuda económica de Estados Unidos, pero no es consumismo desenfrenado como en los países muy ricos. Entretanto la tendencia sí existe y siempre es un riesgo. En un futuro eso puede disminuir los valores sociales que hay en Cuba. A veces la estrechez genera que haya valores como la solidaridad, la atención por el otro, el cuidado de cosas comunes, todo puede afectar. Creo que habrá en esto una inevitabilidad pero que puede estar acompañada o atenuarse por una vivencia más activa de la fe y de los valores y virtudes cristianas.

Z: ¿O sea, la Iglesia no está planeando la situación futura que pueda venir?

CO: No es en conjeturas sobre el futuro que puede apoyarse la pastoral, sino en la acción actual. Por ejemplo, el papa pide una nueva evangelización. En Aparecida, dijo: tenemos que comenzar esta nueva evangelización con una gran visión continental. Y nosotros comenzamos con esta misión hace15 meses, que termina ahora la parte más activa del recorrido, y más social y congregacional del pueblo entero, en La Habana el 30 de diciembre.

Z: ¿Qué acción pastoral por ejemplo están desarrollando?

CO: Comenzamos en la Epifanía el año jubilar con peregrinaciones al santuario nacional, marcado por ciertas acciones que le pedimos al pueblo, por ejemplo en cuaresma el olvido de ofensas, reconciliación con diversas personas o grupos humanos con los cuales estamos distanciados, de las familia, del medio social, cosas así.

Y cuando llegue el final del año próximo será la familia, estrechar los lazos familiares, buscar al más desposeído de la misma, entre los vecinos, atenderlos etc.

Etapas de este estilo. Y recordando lo que ha sido este paso de la Virgen de la Caridad entre nosotros.

Z: ¿Qué es lo que la gente espera de este viaje de Benedicto XVI?

CO: Cardenal Ortega: El pueblo deseó la visita de Juan Pablo II como una especie de gran bendición para todo el pueblo, para cada persona. Una vez que Juan Pablo II fue a Perú, dijo hablando un poco simpáticamente como solía hacerlo algunas veces, “creo que en Latinoamérica hay un octavo sacramento que es la bendición”. Nosotros ahora lo hemos experimentado increíblemente, se nos cansa el brazo derecho de tanto bendecir, son miles de personas.

Cuando el papa da esa bendición a la gente, le trae esa paz espiritual, de sentirse en las manos de Dios, eso es lo que la gente más busca. ¿Qué quieren que la Virgen les traiga? Paz responden y esa palabra significa muchas cosas.

Z: ¿O sea quieren la bendición del papa?

CO: Inclusive en el contexto de esta gran peregrinación que ha servido de preparación para la visita del papa, la gente espera que su presencia sea como una gran culminación de la misma, como una continuación sobrenatural de la visita de la Virgen, y que lo ha mandado Dios para esto. La fe del pueblo nos deja a veces impactados, lo que los hombres de cualquier edad, jóvenes, mujeres y adultos, lo que la gente espera de nosotros y de la fe es que los llevemos al encuentro de lo sagrado, que le demos apertura como al infinito al eterno, que los saque de la situación en que la vida los envuelve con el trabajo o quehacer diario, o la preocupación del mañana y de los hijos.

Z: Aunque existan ateos prácticos o ideológicos.

CO: Me recordaba lo que el papa Benedicto XVI ha dicho recientemente, quizás en ocasión de uno de los encuentros que con mucho acierto han llamado “El Atrio de los Gentiles”, que yo encuentro fabulosas. Y dijo que hace falta que haya hombres que sean buscadores de Dios y una frase como “es preferible un buscador de Dios con seriedad que alguien que afirma que sí, que hay un Dios, pero vive de una manera indiferente y fría como si no lo hubiera”.

Creo que en el pueblo nuestro, esa búsqueda de lo sagrado de lo absoluto quizás el silencio sobre Dios, no el silencio de Dios, del que hablan los filósofos o teólogos, ese no mencionarlo, evitar frases como Si Dios quiere, etc., todo esto va produciendo la curiosa reacción.

Z: ¿Un efecto boomerang?

CO: Como cuando en una casa ha muerto un señor que tenía un gran peso e influjo y no se le quiere mencionar. Y de pronto aquella ausencia hace más presente a la persona que ha desaparecido. Mientras que en el duelo, el dolor y las lágrimas uno hasta puede llegar a sonreír recordando los chistes que hacía la persona. En cambio la ausencia que no permite que se mencione, hace como que haya un reclamo que en el silencio, habla de Dios.

Espero que las sociedades occidentales aquejadas de esos vacíos, que en Cuba a veces sentimos, que a través de esos vacíos que pueden demorar más o menos en experimentarse, la gente pase por encima de viejos anticlericalismos, de las cosas superficiales pero que ocupan un primer plano, indebido a veces, o escándalos dolorosos que no son la esencia de nuestra fe cristiana. Entonces se podrá ir a lo esencial. Y el ser humano se encuentra consigo mismo cuando encuentra a Dios.

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