Raqaa – “Es un silencio que genera miedo y preocupación en la comunidad cristiana y en la sociedad siria, nos referimos al destino del padre jesuita Paolo Dall'Oglio, desaparecido hace casi un mes en Raqqa. Según la información de la Agencia Fides, en Raqqa los jóvenes del “Free Youth Committee”, vinculados a la oposición siria continúan la búsqueda, en una situación muy tensa.
El jesuita se dirigió a finales de julio, a la frontera de Tell Abiad, cruzándola con la ayuda de combatientes kurdos. Su objetivo, según fuentes locales, era tratar de suavizar los contrastes entre los combatientes kurdos y los árabes y reconstruir una cierta unidad dentro de la oposición siria. Una misión muy delicada y según algunos demasiado difícil.
La toma de Raqqa por parte de las fuerzas de oposición al régimen, que tuvo lugar en marzo de 2013, se había logrado gracias a un jeque local, Mouhammad Faycal al Houeidi, líder de la tribu “Avadilat”, una gran tribu árabe presente en Raqqa con fuertes vínculos con el Reino Saudita. El jeque era miembro del Parlamento que, al oponerse contra el gobierno, ha conseguido hacer de Raqqa “la primera ciudad independiente de la revolución siria”. Sin embargo, la toma de la ciudad por parte del Ejército Sirio de la Liberación se llevó a cabo, gracias a la contribución del grupo “Jabhat al-Nusra”, más tarde rebautizado como “Islamic State of Iraq and Al-Sham” . Además, una facción de este grupo se ha separado de la rama principal. El padre Paolo llegó a la ciudad en una situación muy complicada, en la que había al menos tres fuerzas en conflicto abierto entre sí. Tratando, según cuanto afirman los jóvenes, de establecer una línea de comunicación con la milicia islamista”.
Entre el 29 de julio y el 5 de agosto, día de su desaparición, en Raqqa se dieron violentos enfrentamientos con muertos y heridos, entre los guerrilleros del FSA y los miembros de grupos islamitas, un signo de las fuertes tensiones existentes entre las facciones anti-régimen.
Por un lado, el frente del “Estado Islámico de Iraq y Siria” había aceptado hablar con el padre Paolo. Pero la idea de fondo, la de establecer un Estado islámico, sigue siendo motivo de división entre los islamitas y el FSA. La última vez que fue visto oficialmente, el p. Paolo estaba participando en un banquete con el jeque de la tribu Avadilat, Mouhammad Faycal Al Houeidi, precisamente para hablar de estos temas y tratar de instaurar una negociación.
En los días anteriores, sin embargo, el jesuita había participado en una manifestación de la juventud del FSA en la que elogió la revolución y sus ideales. Por ello, podría haber caído en la mira de las mismas facciones islamitas o de alguna bala perdida.
Según algunos, parece ser que lo llevaron a un lugar llamado Akarsheh, a 20 km de Raqqa. “Sabemos con certeza que el padre Paolo está en grave peligro”, dicen los jóvenes de Raqqa.
El jesuita se dirigió a finales de julio, a la frontera de Tell Abiad, cruzándola con la ayuda de combatientes kurdos. Su objetivo, según fuentes locales, era tratar de suavizar los contrastes entre los combatientes kurdos y los árabes y reconstruir una cierta unidad dentro de la oposición siria. Una misión muy delicada y según algunos demasiado difícil.
La toma de Raqqa por parte de las fuerzas de oposición al régimen, que tuvo lugar en marzo de 2013, se había logrado gracias a un jeque local, Mouhammad Faycal al Houeidi, líder de la tribu “Avadilat”, una gran tribu árabe presente en Raqqa con fuertes vínculos con el Reino Saudita. El jeque era miembro del Parlamento que, al oponerse contra el gobierno, ha conseguido hacer de Raqqa “la primera ciudad independiente de la revolución siria”. Sin embargo, la toma de la ciudad por parte del Ejército Sirio de la Liberación se llevó a cabo, gracias a la contribución del grupo “Jabhat al-Nusra”, más tarde rebautizado como “Islamic State of Iraq and Al-Sham” . Además, una facción de este grupo se ha separado de la rama principal. El padre Paolo llegó a la ciudad en una situación muy complicada, en la que había al menos tres fuerzas en conflicto abierto entre sí. Tratando, según cuanto afirman los jóvenes, de establecer una línea de comunicación con la milicia islamista”.
Entre el 29 de julio y el 5 de agosto, día de su desaparición, en Raqqa se dieron violentos enfrentamientos con muertos y heridos, entre los guerrilleros del FSA y los miembros de grupos islamitas, un signo de las fuertes tensiones existentes entre las facciones anti-régimen.
Por un lado, el frente del “Estado Islámico de Iraq y Siria” había aceptado hablar con el padre Paolo. Pero la idea de fondo, la de establecer un Estado islámico, sigue siendo motivo de división entre los islamitas y el FSA. La última vez que fue visto oficialmente, el p. Paolo estaba participando en un banquete con el jeque de la tribu Avadilat, Mouhammad Faycal Al Houeidi, precisamente para hablar de estos temas y tratar de instaurar una negociación.
En los días anteriores, sin embargo, el jesuita había participado en una manifestación de la juventud del FSA en la que elogió la revolución y sus ideales. Por ello, podría haber caído en la mira de las mismas facciones islamitas o de alguna bala perdida.
Según algunos, parece ser que lo llevaron a un lugar llamado Akarsheh, a 20 km de Raqqa. “Sabemos con certeza que el padre Paolo está en grave peligro”, dicen los jóvenes de Raqqa.
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