(ZENIT – Roma).- El arzobispo de la ciudad argentina de Santa Fe, monseñor José María Arancedo, destacó la importancia que tiene para el niño ver a su padre o madre rezar, y consideró que este tema es “central en esa primera catequesis de la familia con sus hijos”.
“La fe, como la oración, se viven y transmiten por el testimonio acompañado de la palabra”, sostuvo, y advirtió: “Es difícil un itinerario catequístico sin la presencia de los padres”.
Lo indicó la agencia de noticias Aica, precisando que el prelado dijo que es cierto que “la fe es algo personal y tiene caminos propios”, pero exclamó: “qué importante es para el niño descubrir el valor de lo religioso en el testimonio de sus padres”.
“Ellos comprenden que no es algo que pertenece a una etapa de la vida, sino que es el comienzo de una vida plena. La oración se le presenta al niño como algo valioso, porque tiene un lugar en la vida de sus mayores, son sus primeros catequistas”, sostuvo.
El arzobispo santafesino explicó que “lo que busca la catequesis familiar es, precisamente, hacer tomar conciencia a los padres de esta dimensión de la fe, que está llamada a iluminar y dar sentido a la vida de sus hijos”.
“La oración nos hace bien. Ella nos introduce en la verdad de lo que somos, en nuestra dignidad y grandeza, con su pequeñez y límites. El que reza sabe que no es Dios, que es una criatura. Esto tan simple nos habla de la verdad más profunda del hombre”, subrayó.
Monseñor Arancedo recordó los muchos ejemplos que hay de personas que se jactan de no rezar, de no necesitar de Dios, y “cuando llega el límite de nuestra condición de criatura, la enfermedad, la impotencia, se desespera”, y diferenció: “En cambio el que reza, en lo simple de la oración está su esperanza y fortaleza”.

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