(RV).- Ella no quería moverse de allí, “de su país, de su casa, del lugar de encuentro con Dios”. Conocía los riegos y los asumía. Así habla en declaraciones para Radio Vaticano la religiosa de la congregación Jesús María, María Campillo quien fue maestra de novicias de Isabel Solá, asesinada en Haití el pasado dos de septiembre.
“La vimos en España 15 días antes de su muerte, cuando conocimos la noticia no lo podíamos creer, fue un sock, estábamos desconsoladas”, asegura la religiosa española quien también explica que “poco a poco fue llegando la paz a su corazón pensando en la muerte de Jesús y entendiendo que la muerte es muerte de fuente de vida”.
Isabel se entregó a los más pobres y excluidos, “esto era lo nuclear en ella”, recuerda María Campillo. “Tenía una alegría contagiosa, siempre estaba feliz y sonriendo y así la recordamos”.
La congregación en Haití se vuelca mucho con la promoción de la mujer, se dedican a cuidar enfermos, talleres de artesanía para promover la sensibilidad artística de los haitianas y vender sus obras, entre otras cosas. “Isabel creó un taller de prótesis después del terremoto que ya va sólo, porque Isabel quería que lo llevaran los mismos haitianos”.
En Haití actualmente hay 5 religiosas, repartidas en tres comunidades. La congregación que fundó la beata Claudina Thèvenet está presente en 28 países de cuatro continentes, como es Pakistán, Timor Oriental, India o Siria entre otros.
(MZ-RV)
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