VATICANO, 04 Feb. 19 (ACI Prensa).-
El Papa Francisco participó este lunes en los Emiratos Árabes Unidos en un encuentro interreligioso en el que señaló que la fraternidad humana exige “desterrar todos los matices de aprobación de la palabra guerra” y devolverla “a su miserable crudeza”.
Este ha sido el primer discurso del Papa en su visita a los Emiratos Árabes Unidos. Durante el evento Francisco también recibió un reconocimiento del Gobierno por su compromiso en la difusión de la paz y firmó una declaración sobre la fraternidad humana junto al Gran Imán, Ahmed Muhammad Ahmed el-Tayeb.
Después de los discursos del Príncipe Heredero, el Jeque Mohammed bin Zayed Al Nahyan, y el Gran Imán de Al-Azhar, Dr. Ahmed Muhammad Ahmed el-Tayeb, en el que pidió no instrumentalizar las religiones, el Santo Padre recordó que a estas corresponde “quizás como nunca antes, en esta delicada situación histórica, una tarea que ya no puede posponerse: contribuir activamente a la desmilitarización del corazón del hombre”.
“La carrera armamentística, la extensión de sus zonas de influencia, las políticas agresivas en detrimento de lo demás nunca traerán estabilidad. La guerra no sabe crear nada más que miseria, las armas nada más que muerte”, aseguró el Papa.
El encuentro se realizó en el Memorial de los Fundadores de Abu Dhabi y participaron alrededor de 700 representantes de doce religiones.
En su intervención, el Papa recordó los conflictos en Yemen, Siria, Irak y Libia y afirmó que “la fraternidad humana nos exige, como representantes de las religiones, el deber de desterrar todos los matices de aprobación de la palabra guerra. Devolvámosla a su miserable crudeza”.
Desde este país, el Papa Francisco quiso dirigirse también a todas las naciones de la península arábiga a quienes envió “un cordial saludo con amistad y aprecio”.
Además, el Pontífice agradeció al Señor por el octavo centenario del encuentro entre San Francisco de Asís y el sultán al-Malik al-Kāmil, y dijo que aceptó esta ocasión para visitar este país “como un creyente sediento de paz, como un hermano que busca la paz con los hermanos. Querer la paz, promover la paz, ser instrumentos de paz: estamos aquí para esto”.
“El punto de partida es reconocer que Dios está en el origen de la familia humana. Él, que es el Creador de todo y de todos, quiere que vivamos como hermanos y hermanas, habitando en la casa común de la creación que él nos ha dado”, recordó el Papa quien remarcó que “todos tenemos la misma dignidad y que nadie puede ser amo o esclavo de los demás”.
En esta línea, el Papa señaló que “no se puede honrar al Creador sin preservar el carácter sagrado de toda persona y de cada vida humana: todos son igualmente valiosos a los ojos de Dios. Porque él no mira a la familia humana con una mirada de preferencia que excluye, sino con una mirada benevolente que incluye” y alertó sobre el “enemigo” de la fraternidad que es “el individualismo”.
Por otro lado, el Papa expresó su aprecio “por el compromiso con que este país tolera y garantiza la libertad de culto, oponiéndose al extremismo y al odio”. En su opinión, “se promueve la libertad fundamental de profesar la propia fe, que es una exigencia intrínseca para la realización del hombre, y también se vigila para que la religión no sea instrumentalizada y corra el peligro, al admitir la violencia y el terrorismo, de negarse a sí misma”.
Sin embargo, el Pontífice recordó la importancia de la libertad religiosa que “no se limita solo a la libertad de culto, sino que ve en el otro a un verdadero hermano, un hijo de mi propia humanidad que Dios deja libre y que, por tanto, ninguna institución humana puede forzar, ni siquiera en su nombre”, insistió.
Llamado a la oración
El Santo Padre recordó que “la oración hecha con el corazón es regeneradora de fraternidad”. Por eso pidió para el futuro del diálogo interreligioso, que “la primera cosa que debemos hacer es rezar. Y rezar los unos por los otros: ¡somos hermanos! Sin el Señor, nada es posible; con Él, ¡todo se vuelve posible!”, exclamó.
“Que nuestra oración —cada uno según la propia tradición— pueda adherirse plenamente a la voluntad de Dios, quien desea que todos los hombres se reconozcan hermanos y vivan como tal, formando la gran familia humana en la armonía de la diversidad”, pidió el Papa.
Asimismo, el Pontífice afirmó que “no hay alternativa: o construimos el futuro juntos o no habrá futuro. Las religiones, de modo especial, no pueden renunciar a la tarea urgente de construir puentes entre los pueblos y las culturas. Ha llegado el momento de que las religiones se empeñen más activamente, con valor y audacia, con sinceridad, en ayudar a la familia humana a madurar la capacidad de reconciliación, la visión de esperanza y los itinerarios concretos de paz”, dijo.
Por ello, el Papa destacó la necesidad de “invertir en cultura” porque “ayuda a que disminuya el odio y aumente la civilización y la prosperidad”. “La educación y la violencia son inversamente proporcionales. Las instituciones católicas —muy apreciadas en este país y en la región— promueven dicha educación para la paz y el entendimiento mutuo para prevenir la violencia”, remarcó.
“Los jóvenes, rodeados con frecuencia por mensajes negativos y noticias falsas, deben aprender a no rendirse a las seducciones del materialismo, del odio y de los prejuicios; aprender a reaccionar ante la injusticia y también ante las experiencias dolorosas del pasado; aprender a defender los derechos de los demás con el mismo vigor con el que defienden sus derechos”, exhortó.
También, el Papa hizo un llamado a la justicia “que a menudo no se ve amenazada por episodios individuales, sino que es devorada lentamente por el cáncer de la injusticia” y pidió que “las religiones sean la voz de los últimos, que no son estadísticas sino hermanos, y estén del lado de los pobres; que vigilen como centinelas de fraternidad en la noche del conflicto, que sean referencia solícita para que la humanidad no cierre los ojos ante las injusticias y nunca se resigne ante los innumerables dramas en el mundo”.
Además, el Santo Padre recordó dos iniciativas sobre el tema de la dignidad del niño en la era digital una en Abu Dhabi y otra en Roma y agradeció “a todos los líderes comprometidos en este ámbito” además de asegurar “su apoyo, solidaridad y colaboración, como también la de la Iglesia Católica, en esta causa importante de la protección de los menores en todos sus aspectos”.
Respeto y tolerancia
Asimismo, el Papa Francisco destacó el respeto y tolerancia en Emiratos Árabes Unidos y los animó a continuar en este camino “para que aquellos que viven o están de paso preserven no solo la imagen de las grandes obras construidas en el desierto, sino también de una nación que incluye y abarca a todos”.
En este sentido, el Santo Padre pidió para toda la región de Oriente Medio que “haya oportunidades concretas de encuentro: una sociedad donde personas de diferentes religiones tengan el mismo derecho de ciudadanía y donde solo se le quite ese derecho a la violencia, en todas sus formas”.
“Juntos, hermanos de la única familia humana querida por Dios, comprometámonos contra la lógica del poder armado, contra la mercantilización de las relaciones, los armamentos de las fronteras, el levantamiento de muros, el amordazamiento de los pobres; a todo esto nos oponemos con el dulce poder de la oración y con el empeño diario del diálogo”, pidió el Papa.
Al finalizar su discurso, el Papa pidió que el hecho de estar juntos pueda ser “un mensaje de confianza, un estímulo para todos los hombres de buena voluntad, para que no se rindan a los diluvios de la violencia y la desertificación del altruismo. Dios está con el hombre que busca la paz. Y desde el cielo bendice cada paso que, en este camino, se realiza en la tierra”, concluyó.
Después del discurso del Pontífice, el Gran Imán y el Papa Francisco firmaron tres copias de la declaración de Abu Dhabi sobre la fraternidad humana, una permanecerá en el Vaticano, otra en Al-Azhar y la tercera en el Estado de los Emiratos Árabes Unidos. El texto del documento fue escrito en dos idiomas: italiano y árabe.
Posteriormente, el Santo Padre y el Gran Imán firmaron la primera piedra de una iglesia y una mezquita que serán construidas una al lado de la otra para realizar un Centro de diálogo interreligioso ideado por el Príncipe Heredero de Emiratos Árabes Unidos.
Al finalizar el encuentro, el Santo Padre junto al Gran Imán de Al-Azhar se dirigieron al Palacio Al Mushrif en donde el Papa saluda a la familia del Príncipe Heredero y después cena en privado.
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