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Caracas (Agencia Fides) - La grave crisis que vive Venezuela y que ha provocado el éxodo masivo de muchos venezolanos fue el tema del encuentro de los obispos con la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, quien durante su visita al país se reunió con representantes del gobierno, la oposición, las organizaciones y la sociedad civil.
En la tarde del 21 de junio, el Alto Comisionado se reunió con una delegación de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) encabezada por su secretario general, mons. José Trinidad Fernández, quien entregó una carta firmada por el Comité Ejecutivo de la CEV en la que se presenta la situación y se prevé una solución a la crisis.
"La Iglesia Católica en Venezuela desde 2004 denuncia la situación de la grave crisis humanitaria que vive nuestro pueblo", dice el texto entregado a Michelle Bachelet, publicado por los medios de comunicación locales y recibido por la Fides. Los obispos reafirman que son "defensores de la vida en todos sus aspectos", su compromiso es "escuchar el grito de nuestro pueblo". Así que enumeran el surgimiento de una diáspora masiva y nuevas formas de esclavitud, incluyendo el tráfico de seres humanos, la prostitución, la situación en la frontera, el aumento de la desnutrición infantil, la mentira que se hace pasar por la verdad, el problema de la gasolina.
Continuando con la descripción de la situación, los obispos señalaron "la crisis eléctrica en toda Venezuela, con la excepción de Caracas, para dar la sensación de normalidad a quienes visitan el país"; la falta de agua que no llega a los hogares; el crecimiento de los suicidios; la interrupción de los estudios por la pobreza, la falta de alimentos y de transporte; "la inseguridad alimentaria que ante los altos costos imposibilita la compra de productos básicos"; la grave situación de la salud pública que se traduce en la falta de medicamentos y las condiciones deprimentes en las que se encuentran los hospitales. También revela la depredación del medio ambiente con la extracción de riquezas minerales y la explotación de los pueblos indígenas, que asociada a la extracción ilegal, está deteriorando la Amazonía.
Ante esta grave situación de violación de los derechos humanos, los obispos hacen un llamado a la intervención del Alto Comisionado, presentando al gobierno sus peticiones: el reconocimiento de las ONG y el permiso para la entrada de suministros para la asistencia humanitaria; la liberación de los presos políticos y la eliminación de las comisarías de policía como centros de detención; el fin de las prácticas abusivas que violan los derechos humanos por parte de los diferentes grupos de seguridad del Estado.
Los obispos también piden que los venezolanos recuperen sus "derechos electorales, políticos y económicos" y reiteran que la solución fundamental a la crisis "es la elección de un nuevo presidente y el reconocimiento de la Asamblea Nacional como órgano elegido por el pueblo".
"La crisis en el país tiene sus raíces en la corrupción y la impunidad -concluyen- frente al saqueo de los recursos públicos y no se debe simplemente a las sanciones que se han impuesto. Antes de estas sanciones, Venezuela ya se encontraba en una situación económica deprimente. La grave crisis humanitaria se resuelve si los que están en el poder buscan el bien común de todos. (SL) (Agencia Fides 24/6/2019).
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