“Estoy muy feliz”. Así comenta el papa Francisco su futuro encuentro con el patriarca de Rusia, Kirill, que tendrá lugar este viernes en el aeropuerto de La Habana. En un coloquio en Santa Marta con varias personas, entre las que estaba presente un periodista del diario italiano Corriere della Sera, el Santo Padre cuenta algunos detalles sobre este histórico momento para la Iglesia.
“Yo he dejado hacer. Solo he dicho que quería encontrar y volver a abrazar a mis hermanos ortodoxos”. Añadió que “han sido dos años de negociaciones en secreto, bien dirigidas por buenos obispos. Para los ortodoxos se ha ocupado Hilarion, que además de ser bueno es también un artista, un músico. Han hecho todo ellos”, explicó el mismo Francisco.
Asimismo, el Papa señala que son puentes lo que es necesario construir. “Paso a paso, hasta llegar a estrechar la mano de quien está al otro lado. Los puentes duran y ayudan a la paz. Los muros no: parece que nos defienden, y sin embargo separan solamente. Por eso deben ser derribados, no construidos. Y están destinados a caer, uno tras otro. Pensemos en el de Berlín. Parecía eterno y sin embargo: puff, un día se ha caído”, indicó el Santo Padre.
Por otro lado, en Pontífice aseguró que “no podemos decir que estamos rodeados de un mundo en paz. Hacia donde nos giremos hay conflictos. Yo he hablado de la tercera guerra mundial por partes. En realidad no es por partes: es una guerra”. Y preguntó: “¿cómo se hacen las guerras?”. A lo que respondió: “actuando sobre la economía, con el tráfico de armas, y haciendo la guerra contra nuestra casa común, que es la naturaleza. Los traficantes están haciendo mucho dinero, comprando armas de un país que se las da para golpear a otro, su enemigo. Y se sabe cuáles son”.
Por otro lado, el Papa indicó que “Occidente debe hacer autocrítica sobre la primavera árabe”. En esta línea subrayó que “sobre la primavera árabe e Irak se podía imaginar antes lo que podía suceder. Y en parte ha habido una convergencia de puntos de vista entre la Santa Sede y Rusia. En parte, está bien que no exageremos porque Rusia tiene sus intereses”.
Otro tema abordado en el coloquio en Santa Marta, fue la inmigración en Europa. Es un desafió –aseguró– para afrontarlo con inteligencia, naturalmente, porque detrás está el problema enorme y terrible del terrorismo. A propósito de Europa, el papa Francisco observó que “debe y puede cambiar. Debe y puede reformarse. Si no es capaz de ayudar económicamente a los países de los que provienen los refugiados, debe plantearse el problema de cómo afrontar este gran desafío que es en primer lugar humanitario, pero no solo”. Se ha roto un sistema educativo –indicó–, que transmitía los valores de abuelos a nietos, de padres a hijos. Es necesario plantearse cómo reconstruirlo.
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